“Si debo morir que sea en mi casa”

Policiales, Seguridad

Una adulta mayor en el sur de la ciudad pidió a sus hijos que si se enfermaba del virus y no tenía esperanzas de vivir, que le permitan morir en casa. (Foto El Heraldo


Flor (nombre protegido) lo tenía muy claro que si enfermaba de la Covid-19 no quería ir a un hospital y peor si no le daban esperanzas de vida. La adulta mayor no quería padecer lo que otras personas pasaron, morir lejos de sus familiares y más aún que queden endeudados.

Habitaba en el sur de la ciudad, vía a Baños. En junio empezó con una tos, luego le vino la fiebre y sus hijos empezaron a preocuparse porque en sus mentes estaba la preocupación del contagio. Para salir de la duda la llevaron hasta una clínica privada cerca al Hospital Docente donde le analizaron los pulmones y confirmaron la duda. Flor de 75 años de edad estaba contagiada del nuevo coronavirus. Solo en esos exámenes pagaron alrededor de 300 dólares, aseguró la hija.

El médico le indicó que los pulmones tenían complicaciones y con poco aire. La llevaron a casa, la aislaron y durante una semana siguió el riguroso tratamiento.  Un día la tos se agudizó y sintió que ya no podía respirar, informaron al ECU911 y paramédicos del Ministerio de Salud Pública (MSP) acudieron a atenderla y le dijeron que debía ir al hospital para que tenga un respirador. Ella insistió a sus hijos. “No permitan que me lleven porque si ha llegado mi hora, prefiero morir en paz y en casa”, le mencionó a una de sus hijas. Su deseo se cumplió y la adulta mayor falleció en su cama. La hija relató esos días vividos a causa del virus.

El papá también se contagió, pero respondió de manera favorable a los tratamientos en casa. “Mi mamá no tuvo tantos ahogos, su muerte fue tranquila”, contó.

Aunque asegura que lo más triste fue sepultarla de inmediato, sin tener el tiempo suficiente para despedirla.   La psicóloga Lorena Nieto, mencionó que morir en tiempos de coronavirus no es fácil, ni para la persona que se va ni para sus allegados, porque el escenario en el que se produce ese proceso ha cambiado completamente porque se han suspendido los acostumbrados rituales en el mundo.

Añadió que estos rituales son una herramienta que ayudan a las personas, según sus creencias, a elaborar su duelo de manera que facilitan la transición desde el dolor, la rabia y la negación hacia una emoción.

La hija de Flor sostuvo que, anteriormente, velaban tres días a los muertos y los sepultaban. Con su madre no hubo tiempo para ese último adiós. (I)


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