Serie ODS: Objetivo Nro. 14 Vida submarina / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

En el año 2015 los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se establece un plan para alcanzar dichos objetivos.

El número 14 habla de conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos. Un tema de plena actualidad en circunstancias en que nuestros mares y sus recursos lamentablemente están siendo explotados prácticamente sin control.

La sobre población mundial que al momento alcanza los 7.800 millones de habitantes, genera una demanda enorme de recursos que ha llevado a exceder los límites de uso de espacios marinos que hasta hace poco se mantenían vírgenes, así como a emplear embarcaciones gigantescas para la pesca indiscriminada de peces de toda especie.

La biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta. Las áreas marinas especialmente las protegidas, se deben gestionar de manera efectiva, al igual que sus componentes y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos.

Es evidente que, en la actualidad existe un deterioro continuo de las aguas costeras debido además a la contaminación y a la acidificación de los océanos que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y la biodiversidad.

Esto genera un impacto muy perjudicial sobre las pesquerías de pequeña escala, de la cual viven millones de seres humanos en todas las regiones costaneras de los seis continentes.

Proteger los océanos, mares y vida marina en general debe ser una prioridad, pues el 70% de nuestro planeta es agua y de este valor, el 97% constituye el agua salada de los océanos permitiendo a través de este ecosistema que la Tierra sea un lugar habitable para el ser humano.

De hecho, la lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, los litorales, gran parte de nuestra comida e incluso el oxígeno del aire que respiramos, son proporcionados y regulados por los mares y los océanos.

Según datos del organismo internacional, representan la mayor fuente de proteínas del mundo, pues más de 3.000 millones de personas dependen de ello. La pesca marina emplea directa o indirectamente más de 200 millones de personas en el mundo entero.

Los océanos contienen casi 200,000 especies identificadas, pero según advierte la ONU, las cifras reales pueden ser de millones. Además, los océanos absorben alrededor del 30 por ciento del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global.

Por lo dicho, es urgente desarrollar acciones conjuntas internacionales para prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, adoptando medidas para restaurarlos a fin de restablecer su salud y productividad.

Una vez más cabe las sabias palabras de Jorge A. Livraga cuando afirma que “es indispensable que el ser humano vuelva a sentirse parte de la naturaleza, ni su dueño ni su esclavo, sino parte de ella.” (O)

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