Serie ODS: Objetivo No.3 Salud y bienestar / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

El tercer objetivo de los planteados por Naciones Unidas para el desarrollo sostenible se refiere a “salud y bienestar”, pretendiendo con ello garantizar una vida sana y promoviendo el bienestar para todos, pues vidas sanas son parte fundamental de la construcción de sociedades más prósperas.

De ahí la importancia de apoyar todo tipo de esfuerzo orientado a erradicar enfermedades o enfrentar problemas de salud en sus diferentes ámbitos, ya sean situaciones que se presentan de manera constante o bien emergentes.

Únicamente de esta manera se logrará avances reales a la hora de ayudar a salvar las vidas de millones de seres humanos, más aún en momentos como el presente que atravesamos una epidemia de dimensión planetaria, en la que se ha puesto en evidencia las grandes diferencias relativas a las capacidades de los países para lidiar con esta crisis.

Dicho organismo internacional señala que esto se debe a que todavía persisten importantes desigualdades en el acceso a la salubridad entre los diferentes países, por lo que es indispensable lograr financiamientos más equitativos y eficientes para sus sistemas, a fin de contar con mayor saneamiento e higiene de la población en general.

Sin duda la Covid-19 ha generado una crisis sanitaria a nivel mundial sin precedentes, propagando el sufrimiento en todo el planeta, desestabilizando la economía de los países y cambiando drásticamente las vidas de sus habitantes, por lo que debe ser combatida a través de todos los medios posibles.

Si bien lo afirmado por Naciones Unidas responde a una visión global del tema, pensamos que es el momento de ver la salud como algo integral, que va desde el cuerpo físico hasta lo netamente espiritual, pasando por un bienestar psicológico. Todo ello como un compromiso asumido por cada individuo.

Desde esta perspectiva la mejor medida es sin duda, la prevención partiendo de la higiene y la alimentación, dando prioridad a aquello de origen natural, tomando además en cuenta lo mencionado por el padre de la medicina, Hipócrates: “que tu alimento sea tu medicina.”

En cuanto a querer curar nuestras enfermedades recurriendo continuamente a medicamentos de origen químico, cabe recordar que con ello debilitamos nuestras defensas naturales poniéndonos a expensas de factores externos, los cuales no siempre responderán adecuadamente y abriendo seguramente paso a otras afecciones en forma de efectos secundarios.

Por su parte, el gran médico Paracelso recomendaba acciones muy simples para mantener la salud, como acostumbrarse a respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmicamente. Decía también que debemos beber diariamente, en pequeños sorbos al menos dos litros de agua, alimentándonos con muchas frutas y masticando bien los alimentos.

Además, cuidar nuestra salud psicológica es fundamental, pues aquellas emociones negativas o pensamientos egoístas sólo traerán más enfermedades al cuerpo. Esto alcanza mayores dimensiones cuando olvidando el sentido trascendente de nuestro ser, dejamos de alimentar lo espiritual y lo profundo en nosotros. Por todo ello, la salud y el bienestar son ante todo responsabilidades individuales. (O)

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