Serie ODS: Objetivo 16 paz, justicia e instituciones sólidas / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Dentro de las propuestas de objetivos de desarrollo sostenibles planteados por la Organización de Naciones Unidas para el año 2030, se encuentra el número 16 que habla de promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas dentro de un marco de paz, justicia e instituciones sólidas.

Algunas de las metas establecidas para el efecto están por ejemplo el reducir significativamente todas las formas de violencia y las correspondientes tasas de mortalidad en todo el mundo, poniendo fin al maltrato, la explotación, la trata, formas de violencia y tortura especialmente contra los niños.

En este contexto también se habla de promover el estado de derecho en los planos nacional e internacional y garantizar la igualdad de acceso a la justicia para todos.

De igual modo frente a la delincuencia organizada, luchar contra todas sus formas fortaleciendo los mecanismos de recuperación y devolución de los activos robados. Lo cual se alinea con la idea de reducir considerablemente la corrupción y el soborno.

Para ello se vuelve indispensable apoyar desde distintos frentes la existencia de instituciones eficaces, pero por sobre todo transparentes y que rindan cuentas a la ciudadanía como parte de sus obligaciones hacia quienes éstas sirven.

Estamos hablando de la lucha contra la corrupción, la cual como lo hemos señalado en otras entregas, es una enfermedad social que como una pandemia contagia a los demás dado que los corruptos tienen simplemente por objeto corromper.

Tal como lo menciona el profesor Leonardo Santelices, lamentablemente vivimos dentro de una cultura que no sólo acepta como normal los actos de corrupción, sino que además la promueve alentando la mal llamada “viveza criolla.”

Es así como terminamos entrando en espacios obscuros donde “los fines justifican los medios” y en la que cualquier excusa es válida con tal de calmar el llamado de la conciencia para adormecerla hasta perder toda noción de ética y moral.

Esto degrada al individuo, llevándolo a trastocar lo esencial por lo pasajero, a otorgar valor al antivalor y a sustentarse en lo material para olvidarse de su ser inmortal.

Otro importante tema que abarca este objetivo de desarrollo sostenible es la participación ciudadana, para lo cual se plantea garantizar la adopción en todos los niveles, de decisiones inclusivas, participativas y representativas que respondan a las necesidades de la comunidad.

La participación de los ciudadanos es un componente vital para el funcionamiento de las instituciones de gobierno, ya que constituye el mecanismo que vincula a las personas con el rumbo y desarrollo de la sociedad, así como con sus organismos de decisión volviéndolos corresponsable de las decisiones en estos ámbitos.

Este objetivo también busca ampliar y fomentar la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza internacional, para que se escuche su voz y garantice el acceso público a la información protegiendo las libertades fundamentales. Finalmente fortalecer las instituciones nacionales mediante la cooperación internacional, para desarrollar especialmente en los países en desarrollo, una cultura de paz. (O)         

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