Serie los valores huanos: la salud y el ritmo natural / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

La serie de artículos que estamos desarrollando sobre los valores humanos incluye esta vez dos importantes aspectos de la existencia de todas las personas: la salud y el guardar un ritmo natural de vida, relacionados ambos con poner atención en un balance adecuado de las cosas.

Así, a la salud la podemos definir como el mantenimiento de un equilibrio en cada plano de la realidad humana, en tanto que la enfermedad como un desequilibrio en cualquiera de ellos. La salud debe ser integral si queremos alcanzar un estado de bienestar en todo sentido.

De tal manera que la salud de nuestro cuerpo físico está en mantener el grado necesario de higiene. La energía vital del cuerpo debe fluir con naturalidad para conservarse sano y, si sus canales se obstruyen aparece la enfermedad. Una psiquis sana es aquella que no entra en excesos emocionales, en tanto que la salud mental de una persona es claridad de pensamiento y coherencia.

Es decir, pensar, sentir y actuar en una misma dirección; y no, en pensar de una manera, sentir de otra y actuar de cualquier forma, pues éste es el camino que nos conduce a la enfermedad.

La salud está relacionada directamente con nuestro estilo de vida. Una vida sana es una vida saludable, “mente sana, cuerpo sano” señala una antigua enseñanza.

Nuestro estilo de vida incluye hábitos de alimentación, higiene personal, ocio, trabajo, familia, modos de relacionarnos socialmente, sexualidad, conductas, valores y principios.  Todo ello se vincula directamente con la buena salud y el bienestar integral de todo individuo.

En cuanto al ritmo, partamos por recordar que todo en el universo mantiene un ritmo y el ritmo es equilibrio. Es aquel movimiento que responde al compás natural del flujo y reflujo de la vida.

Los ritmos de la naturaleza marcan la vida de todos los seres, desde los organismos unicelulares hasta las personas, los montes y los ríos.

Se expresan a través de ciclos como el día y la noche, el ciclo anual de las estaciones y el movimiento rítmico de las mareas, entre otros.

Cada persona debe mantener un ritmo en sus actividades cotidianas, es decir hacerlas dentro del orden y tiempo adecuados.   Podemos acelerar o desacelerar nuestras labores, pero lo importante es mantener el ritmo, pues detrás de ello está aquella constancia que toda obra demanda para ser concluida.

La vida en sí sigue un ritmo, en cada individuo su ritmo cardiaco constituye aquel reloj biológico que regula las funciones fisiológicas del organismo, logrando así un ciclo regular que se repite durante las 24 horas tanto en estado de sueño como de vigilia.

Gran parte de los trastornos de salud se deben precisamente a la pérdida del ritmo natural en nuestro cuerpo. Una vida desordenada, fumar o beber alcohol en exceso, tomar estimulantes o automedicarse y caer en estrés, nos llevan a que los ciclos naturales se alteren dando paso a la enfermedad. (O)

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