Serie anticorrupción: Los Códigos de Ética / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



Uno de los mecanismos primordiales para la lucha contra la corrupción en toda entidad pública o privada, son los Códigos de Ética.

En derecho, se entiende como código al conjunto de normas que regulan una materia determinada.

En cuanto a la palabra ética, ésta proviene del griego “ethos” y que al igual que “mores” en latín que da lugar a la palabra moral, significan “costumbres” o mejor dicho buenas costumbres. Es decir que cuando hablamos de ética, nos referimos a actuaciones morales de una persona o grupo de personas al interior de una sociedad.

Si bien con el paso del tiempo a la ética se la ha asociado con valores o principios, y la moral con la aplicación de éstos, en general un comportamiento es adecuado cuando se encuentra en correspondencia con dichos elementos superiores.

Es así como un Código de Ética se define como un conjunto de normas que regulan las acciones de las personas dedicadas a una actividad u oficio determinado. Es común este tipo de códigos en empresas, asociaciones, instituciones y gremios en general.

Dado que un código determina los parámetros de conducta bajo los cuales ha de regirse un individuo dentro de su campo profesional o actividad empresarial, es necesario que se lo conozca y acepte de manera consensuada entre quienes comparten una misma actividad laboral.

En general son documentos redactados con el fin de garantizar ciertos objetivos fundamentales, como: a) aplicar buenas prácticas en un oficio o profesión; b) proteger a los usuarios de los servicios profesionales ofrecidos; c) preservar el buen nombre del profesional, y; d) mantener en alto el de la entidad o profesión a la que se pertenece.

De ahí que su contenido deba ser entendido y respetado por todos los integrantes de una organización, pues supone una normativa interna de cumplimiento obligatorio, aunque no imponga castigos de carácter legal.

Comúnmente forman parte de estos códigos, temas como no divulgar información confidencial, no discriminar a los clientes o colegas por motivos de raza, condición social, nacionalidad, religión etc. tanto como postulados referentes a no verse involucrados en sobornos o cohechos.

Sus enunciados promueven actuaciones imparciales ante diferentes situaciones, favorecen el sentido de equidad entre sus miembros y fijan pautas de conducta o criterios para el desempeño profesional.

Esa equidad impulsa el compromiso y fidelidad de los asociados, ofreciendo respuestas ágiles y eficaces en caso de conflictos. Además, propicia una sólida cultural organizacional, brindando seguridad a sus integrantes.

Genera confianza interna y externa, elevando el reconocimiento institucional y captando la atención de los grupos de interés en la actividad.

Es así como en este tipo de documentos se toma en cuenta factores sociales, ambientales y económicos, integrándolos con el respeto por los valores éticos y morales propios de las personas y sus comunidades.

En fin, toda organización debe estar respaldada por un Código de Ética que rija a sus asociados y determine la responsabilidad social con la comunidad donde opera. (O)

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