Parte II: Reubicar el reloj público: El debate en el Concejo / Jéssica Torres Lescano

Columnistas, Opinión

¿Qué hacer con el reloj público mientras era latente el riesgo de que en mitad de las réplicas la torre de la iglesia La Matriz termine por desplomarse? Para responder la pregunta exploramos las actas de Concejo Cantonal de la época. Nuestro afán es que el acontecimiento sobre el reloj público nos permita argumentar que los Concejos Cantonales si bien son una unidad administrativa no están libres de disputas, negociaciones, acuerdos y conflictos.

El Concejo Cantonal tenía como cometido resolver lo antes posible el suceso. La llegada de un oficio del Director Provincial de Obras Públicas de Tungurahua presionó el debate. En el documento se explicaba que era importante tomar una decisión inmediata respecto del reloj público en razón de que la infraestructura estaba punto de demolerse: “el andamiaje para el derrocamiento de la torre de la catedral [La Matriz] se halla listo y que por lo mismo el Concejo puede ordenar el retiro del reloj” (Actas del Concejo Cantonal, 07 de febrero de 1950).

Los integrantes del Concejo Cantonal plantearon algunas alternativas tras el informe del Director de Obras Públicas. Las opciones que se debatieron fueron dos: la primera orientada a reubicar el reloj público en un sitio como la torre de la Iglesia La Merced. Como consecuencia se proponía estudiar las condiciones del sitio, los costos de arreglo del reloj y la reubicación.  De esta forma, los miembros del Concejo que apoyaban esta moción expresaban la importancia de que el reloj continúe prestando servicio al público.

Y la segunda opción era desarmarlo y guardar las piezas hasta nueva orden. La motivación principal de los concejales que respaldaban esta propuesta era esperar hasta colocarlo en un lugar adecuado. Empero, varios integrantes del concejo se negaron rotundamente ante el peligro de que se pierdan las piezas o se dañe:

“una máquina sin uso se destruye completamente, de tal manera que, si el reloj público lo guardamos y cuando se trate de colocarlo nuevamente, no encontraremos sino un montón de piezas enmohecidas, por consiguiente, sería del parecer de que se lo tenga en funcionamiento” (Actas del Concejo Cantonal, 07 de febrero de 1950).

Entre los personajes que participaron en el debate estaban José Arcadio Carrasco Miño como alcalde, y los concejales Doctor Carlos Bolívar Rubio, Doctor Francisco José Salazar, Doctor Antonio J. Tovar, Doctor Jorge Camacho, Doctor Eduardo Jurado, Doctor Mentor Poveda Palacios y Doctor Alejandro Naranjo, Don Edmundo Jurado y el Licenciado Ricardo Callejas. A pesar de los varios criterios, los miembros del Concejo Cantonal de febrero de 1950 que coincidían en una sola cosa “poner a salvo el reloj” por tratarse de una máquina muy delicada y valiosa para la ciudad. (O)

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