Reivindicar la confianza / Guillermo Tapia Nicola

Columnistas, Opinión

Vencido el tiempo, es posible que muchos de nosotros nos preguntemos ¿si tenemos algo que hacer inmediatamente?  

Respondería que sí, hay algo que debemos recuperar y privilegiar en esta época de crisis y de cambio, y es -sin duda alguna- la confianza. Sí, la confianza, que no sólo debemos entenderla como esperanza porque suceda o funcione algo, o porque una persona actúe como aquella otra desea, o como la seguridad que acompaña al emprendimiento o a la nueva actividad que se inicia.  

Se trata de poner en valor presente ese ánimo positivo que se constituye en la comunicación asincrónica entre personas, de manera diferida en el tiempo y, evidenciada, en la capacidad para empatizar.   

Aumentar la empatía, nos invita a relevar expresiones espontáneas, que consideramos sinceras y en las que, esa esperanza ciudadana, se traduce en el motor que impulsa: el cambio elegido para que tenga lugar y los anhelos imaginados para que se cumplan.   

Políticamente, el resultado de ese incremento se expresa en una dualidad incontestable: Cooperar o desconfiar. Sumarse o apartarse. Apoyar o contradecir. Sin desconocer la dualidad, la dirección primaria de nuestros pasos ya decidió por cooperar, sumarse y apoyar.  

Entonces, escuchar “Hoy es un día importante para nuestra democracia” es, al oído poblacional, sonido agradable que genera confianza entre los ecuatorianos.  

En esta línea, resulta impropio oir desde la otra orilla pedir -anticipadamente- que pare la persecución política en el país, por el sólo hecho de pensar diferente, cuando en realidad no son así las cosas. En el Ecuador existen varias órdenes judiciales con prisión por hechos de corrupción del gobierno que se engolosinó durante diez años y pretendía seguir mangoneando a través de interpuestas personas. Pero, el encantamiento al que estuvieron acostumbrados, terminó.    

Algo les falló. Parece ser que fue la confianza. Tanto, que se olvidaron que ellos fueron los que persiguieron por pensar distinto y, a más de cambiar de status económico y camuflarse en tierra de sus allegados, exhibieron como trofeos a las víctimas de esa persecución: periodistas, maestros, policías, militares, indígenas, dirigentes gremiales y muchos más. Simplemente, implementaron el odio como forma de hacer política y destruyeron toda forma de organización social, caotizando instituciones y dividiendo a los ecuatorianos.   (O)

El País necesita que afloremos nuestros mejores sentimientos y compromisos, para motivarnos en nuestro camino hacia un derrotero mejor y al así hacerlo, depositemos toda nuestra confianza en el liderazgo que asume la tarea de encabezar la marcha al progreso y desarrollo, con honradez, equidad, justicia, respeto y dignidad.  

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