Reconstruyamos ideales / Jaime Guevara Sánchez
Conseguido el cartón de bachiller, el hijo del politiquero cuelga los libros y cuadernos. No más estudios; a disfrutar la vida con la jorga de amigos. El padre hombre bien “entroncado”, amenaza: “Si no quieres estudiar tienes que trabajar, ganarte la vida en algo. Voy a pedir a mi amigo Juan que te consiga un empleo. No aceptó vagos en mi casa.” El padre conjetura que cuando sienta lo que es doblar el lomo, el mozalbete volverá a estudiar.
Después de unos días Juan informa, “Hay varios puestos de asesores en cualquiera de los poderes del Estado. El sueldo es de cinco mil dólares. Conversa con tu hijo y me avisas.”
La respuesta del padre es contundente, “No me amargues la vida Juan. Asesor es una locura. Con tanto dinero e ideas disparatadas en la cabeza, el muchacho puede degenerarse más de lo que ya está. Tiene que comenzar desde abajo.”
Pasa una semana. Juan vuelve a llamar, “Está solucionado tu problema. Acabo de conseguirle el cargo de asistente privado de un diputado. El sueldo es más modesto cuatro mil dólares mensuales.”
-Noooo Juan, no. Recién terminó al colegio. No quiero que piense que la vida es tan fácil. Que sienta la necesidad indispensable de estudiar. Por favor comprende mi problema.
– Qué te parece el puesto de Jefe de Compras de la Secretaría de Adquisiciones. El sueldo es bajo, tres mil mensuales.
– Por favor Juan, consígueme algo más modesto. Algo de 500 ó 600 mensuales, nada más.
– Me pides un imposible
– ¿Por qué?
– Porque esos cargos son por concurso. Necesita currículum, inglés, título universitario, haber hecho una maestría por lo menos, o un posgrado en el extranjero, tener experiencia previa. Trabajos así no se consiguen fácilmente. Lo siento amigo…
Reconstruyamos ideales… reconstruyamos…! (O)