Quiebra del Estado constitucional / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

En el Ecuador está en riesgo la institucionalidad del Estado con todo lo que representa, esto es, orden, paz y vigencia de los derechos de la gente. El problema no se reduce, por lo tanto, al simple derrocamiento del Gobierno.

Está en marcha la quiebra del Estado constitucional para provocar el caos y, desde allí, alentar el enfrentamiento entre ecuatorianos, en una especie de guerra civil. 

El proceso de desestabilización del Estado está muy avanzado. La Asamblea no puede reunirse. Los jueces y los fiscales están neutralizados. Algunas gobernaciones ocupadas. La Contraloría incendiada, al igual que un canal de televisión. Policías y militares retenidos. Varias capitales de provincia se encuentran aisladas y sitiadas. Algunos servicios básicos colapsados.  Existe desabastecimiento en las zonas urbanas. Y la delincuencia ha desbordado a las fuerzas del orden. 

A pesar que el Presidente no está en Carondelet sino en Guayaquil, el mando político está intacto. El mando militar está subordinado al Jefe de Estado y el mando policial cumple las órdenes del mando civil. Allí se encuentra la fortaleza del Estado. Sólo si se desmoronaría el mando político, el Estado colapsaría.

La decisión de la dirigencia de la Conaie de participar en las conversaciones con el Presidente, da la esperanza para que se revierta rápidamente el proceso de quiebra del Estado.

Ha hecho bien la dirigencia indígena en alejarse de los golpistas infiltrados para aislarlos, dejándolos sin capacidad para gravitar en las protestas.

Es cuestión de tiempo el restablecimiento de la institucionalidad. 

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