QUEREMOS SEGURIDAD HUMANAEN EL ECUADOR

Columnistas

A cada momento estamos manifestando que la seguridad ciudadana
debe garantizar el Estado, que la seguridad social obliga al gobernante de
nuestro país establecer políticas dignas en la ciudad, en el campo, en el
archipiélago, en la selva, citadinos y campesinos deben tener la seguridad
humana en toda la extensión de su concepto. Es cierto que lo endosamos a
la Policía Nacional y a las autoridades que se garantice nuestra seguridad
pero si al hacer uso de este derecho, los conciudadanos nos olvidamos de
cumplir nuestros deberes y obligaciones, hace necesario que desconfiemos
estos estamentos estatales y pedimos la protección de instituciones
privadas, o no estamos confiando el bien desempeño del Estado, o no se
cumple a cabalidad los deberes y obligaciones del estado.
Recordemos una vez más que a más de las convenciones
internacionales, existen instrumentos en materia de derechos humanos
como: declaraciones, plataformas, principios, reglas mínimas. Todas son
directrices en materia de derechos humanos que sin tener el carácter
obligatorio, tienen especial importancia porque orientan a los estados para
el mejor entendimiento de los derechos humanos y la aplicación de las
convenciones internacionales en el ámbito interno.
Algunas de esas directrices están dirigidas al quehacer de los
funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley, incluyendo a cuerpos
policiales. Las directrices encausan la acción policial, en este caso,
asegurando que ésta acción responda a las estipulaciones de los derechos
humanos y al marco constitucional del Estado ecuatoriano. Ahora bien. Los
funcionarios policiales tienen una doble condición, primero, son personas
protegidas por los derechos humanos o sea que son sujetos con dignidad y
con derechos como todo ser humano y segundo son ciudadanos; y, que por
su condición de Policías juegan el papel de garantes de los derechos
humanos, esto implica que su quehacer preventivo y reactivo debe estar en
concordancia con los derechos fundamentales y sus principios. Esta doble
condición implica además que la debida diligencia en materia de prevención
del delito y seguridad de la ciudadanía descansa en el desempeño de los y

las Policías: La Policía Nacional del Ecuador: institución y personas-
personas e institución van configurando un cuerpo con funciones altamente
delicadas dentro de la sociedad ecuatoriana. Un objetivo central de la
profundización democrática de los estados tiene relación con alcanzar
cambios culturales en la sociedad respecto de la valoración de la institución
policial y sus miembros. Este cambio significa transformar la imagen de
represión y temor que ha estigmatizado a la Policía hacia una imagen que
se sustente en la valoración de la Institución como garante de los derechos
humanos. Lograr que la ciudadanía considere a la Policía Nacional como la
responsable de la seguridad ciudadana y por tanto como agentes
respetuosos promotores de los derechos humanos es una tarea noble y
compleja a la vez. Servir y proteger como aspiración central de la institución
policial implica una profunda comprensión de los alcances de los derechos
máximos y de las obligaciones del estado que a los y las funcionarias
policiales encarnan ¿Cómo construir esta imagen pública sustentada en una
conducta ética de la institución y los y las agentes policiales que la
conforman? ¿ Cómo lograr que los derechos humanos sean sustento de la
acción policial en todos sus niveles, democratizando el tradicional
funcionamiento jerárquico de la institución?. Son justamente las dos
preguntas centrales que resumen el reto de la Policía Nacional ecuatoriana
en este milenio.
Si ayudamos a las personas que ejercen la profesión de POLICIA
NACIONAL primeramente auto protegiéndonos, inclusive cumpliendo el
mandato divino: CUIDATE QUE TE CUIDARE, todas las humanas y todos
los humanos tendremos la paz y tranquilidad y progreso en el núcleo
familiar y en el conglomerado patrio.

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