Psiquitría en forense / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

La Psiquiatría como parte de la Medicina, es una ciencia que estudia el comportamiento normal y psicopatológico del individuo, su labor es realizar el estudio, diagnóstico, tratamiento y prevención de trastornos del comportamiento y patologías mentales, en las que influyen factores genéticos, físicos, químicos, psicológicos y socio ambientales.

La participación del médico psiquiatra es objetiva, ejecutando su tarea a través del instrumento básico como es la entrevista psiquiátrica y el examen mental, valiéndose en oportunidades de instrumentos de apoyo como las pruebas psicológicas, psicometría y otras fuentes de información.

 La Psiquiatría Forense implica nociones medicolegales psiquiátricas, donde la psiquiatría clínica se transforma en un lenguaje aplicable a un fin común, colaborar, dar luces en las diferentes áreas jurídicas: penal, civil, familia, laboral, respondiendo a los cuestionamientos de las autoridades judiciales, siendo el médico psiquiatra denominado «perito» y debiendo  emitir un informe escrito en el cual se establece la capacidad mental de la persona evaluada, lo que la autoridad competente podría considerar como un elemento en el proceso, para orientar su conducta jurídica.

El perito al emitir su evaluación podría intervenir nuevamente en el proceso al ampliar o adicionar el documento emitido, o su participación activa en el debate; esto a solicitud del despacho. La Psiquiatría Forense implica posibles aplicaciones que involucran cuidados de la salud en el trabajo hasta Justicia Criminal y Seguridad Pública.

La distinción entre historia y examen es incluso menos nítida en psiquiatría que en medicina general. La mayor parte (y frecuentemente la totalidad) del examen del estado mental se efectúa mientras se realiza la historia. Se valora el aspecto, comportamiento, fluidez de la conversación, contenido del pensamiento, anomalías de percepción, el afecto y las funciones cognitivas.

El entendimiento de la perspectiva género sensitiva es lo que va a permitir comprender los desórdenes traumáticos y la dinámica que se da en los casos de violencia doméstica, abuso sexual y el incesto.

Se debe valorar concomitantemente las secuelas de estos delitos en las víctimas, que desde otra perspectiva no podrían ser bien entendidos ni detectados ni tratados, esto implica que debe darse una sensibilización hacia esta perspectiva de quienes hacen las leyes y de quienes la interpretan, así como en los otros campos auxiliares de la Ley como la Psiquiatría Forense, sólo así se podrá entender por qué una niña o un niño dice la verdad sobre haber sido víctima de incesto o abuso sexual y luego se retracta sin que esto signifique mentir, o se podrá entender por qué sus recuerdos o fechas no son tan claros o precisos como el abogado quisiera, o se podrá entender entonces por qué una madre socializada dentro de esos mitos y distorsiones, no le cree a su hija o permanece con el ofensor a pesar de las múltiples agresiones o del inminente peligro de muerte para ambas, es también cuando se pueden entender las expresiones de la conducta de una niña o adolescente como secuela de la sexualización traumática en lugar de «seducción o provocación», es sólo así también como podemos entender que un hombre sano , pueda incestar a su hija o hijo o abusar de otros u otras menores sin padecer de enfermedad mental como motivación para sus actos, es decir sin ser un enajenado mental o  loco sin tener ninguna disminución de sus capacidades mentales superiores, aunque se pueden dar casos mínimos en los que podría coexistir algún diagnóstico psiquiátrico con delitos como los mencionados sin que éste sea causa del mismo.

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