Psicoanálisis de la corrupción siglo XXI / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

Freud en su texto Tótem y Tabú plantea que el inicio de las leyes, estatutos y códigos nacen desde el grupo de hombres llamado la horda primitiva; en ésta misma horda aparece un ataque de los hermanos a la autoridad paterna, lo asesinan y luego de ser destruida la autoridad, los hermanos se reúnen, de tal manera que como producto de la culpa y de la necesidad de evitar nuevas violencias o asesinatos, se impone la prohibición de matar, asesinar y del incesto, sabiduría de los sepulcros blanqueados, que se resume en  el acuerdo necesario entre los hermanos para desplazar la autoridad paterna que les ordena y los  somete.

Lo descrito sería parte de la evolución del hombre, quien asume reglas y prohibiciones para la convivencia civilizada, sin embargo, en la corrupción la ley aparentemente es acatada o respetada, pero en la realidad se trasgrede cotidianamente. La corrupción implica un doble discurso una doble moral impuesta por los gobernantes. No hagan lo que nosotros si podemos hacer, algo parecido al pecador consuetudinario compulsivo, que luego se vuelve predicador de los pecados de los demás para limpiar su podredumbre.

En la corrupción existe una evitación subconsciente de contactarse con la culpa, esta se corta, se niega o proyecta a otros secretamente; entonces lo deshonesto y corrupto se oculta tras un lindo discurso o recitación, posteriormente los corruptos de espíritu crean una ley o decreto para que los demás no lo hagan, luego de que yo si lo hice o quizá si estaría en la misma situación si lo haría. 

El principal actor de la corrupción es el corrupto activo o pasivo, activo el que hace y pasivo el que lo permite. La corrupción es un verdadero sistema, una verdadera organización mafiosa. 

La corrupción, al incluir instituciones de poder, tiende a fomentar la organización mafiosa de tal manera que blinda y protege el funcionamiento de la corrupción, cuida con afán y recluta a otros en este funcionamiento psicopatológico y delictivo que necesita también de un grupo de espectadores mojigatos que ven con una mirada pasiva al acto de corrupción y con suspiros y discursos hipócritas no se sienten en la necesidad de cambiar este sistema sino más bien deciden someterse en complicidad y resignación sumisa.

El problema de la corrupción es que este funcionamiento va enganchando a otros, generando un sistema que funciona con una apariencia de respeto de la ley, que al mismo tiempo acepta el crimen cometido mediante acuerdo condicionado entre todos los hermanos, pero en verdad, engañosamente busca un beneficio personal, que tiene un alto costo la muerte de su padre. No importa que la Patria se hunda, al final yo tengo el dinero y la Patria que se pudra.

Estimado lector si no combatimos la mojigatería social, la corrupción y la podredumbre Estatal, acabaremos formando parte de ella o al menos nadando en su cloaca. (O)

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