Problema para el Estado / Hernán Marcelo Guerrero

Columnistas, Opinión

La nueva masacre registrada en la Penitenciaría del Litoral sobre refrenda el concepto que las mafias transnacionales tiene secuestrado el sistema carcelario del país. Esta disputa sangrienta, que ha cobrado centenares de vidas en los últimos dos años, genera todo un problema para el Estado, que ha sido incapaz de contener la espiral de violencia y hoy se volvió incontrolable. Estas bandas, que tienen nexos con carteles del narcotráfico mexicano, también ha provocado la muerte de centenares de inocentes, quienes han perecido en medio del fuego cruzado por la disputa del territorio para el expendio de droga. Y no parará la matanza hasta que uno de los dos bandos gane. Y para ganar, desde México les envían armas, municiones, dispositivos, etc. Los esfuerzos son mínimos en comparación a la magnitud de lo que enfrentamos. No se cortó a tiempo este problema. Todo lo contrario, se le dio largas y ahora todos sufrimos las consecuencias.

¿Entonces qué se debe hacer? Lo primero es tomar la decisión de hacer lo que el país necesita. Si seguimos con medidas tibias, por no decir que son frías, seguiremos recurrentemente siendo testigos de la cruenta lucha por captar el control en las cárceles del país para desde allí operar en todo el territorio nacional, perjudicando a su paso a exportadores, productores, instituciones de vigilancia y control y la ciudadanía en general. El llamado a tomar esa decisión es el señor presidente, Guillermo Lasso. Una vez que él, decididamente, asuma esa responsabilidad, con firmeza, frontalidad y energía que las circunstancias exigen, empieza a delinearse una política férrea contra las mafias, que debe involucrar a la comunidad internacional, porque Colombia tiene similar inconveniente y ni qué decir México.

Los decapitados en las cárceles son la parte más violenta de esta lucha, pero en las calles, estos mismos mercenarios son los que tienen a más gente en robos, asaltos y hasta la ejecución de enemigos de forma tan miserable que no les importa si alguna bala mata a algún inocente. Lo real es que aún no hay una estrategia clara y mientras tanto, continuará la matanza con niveles cada vez más altos, sin ningún tipo de escrúpulos. (O)

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