Prácticas represivas de Noboa y Febres-Cordero

Columnistas, Opinión

Con el discurso de salvaguardar la seguridad nacional, los gobiernos de Daniel Noboa y León Febres-Cordero tienen semejanzas en las medidas represivas que tomaron contra organismos terroristas y movimientos insurgentes. Fue la mirada al pasado que motivó a los dos gobiernos a emplear la represión. En un caso existió el precedente de ingobernabilidad de su antecesor Guillermo Lasso con el poder legislativo y en la época de Febres-Cordero temían el surgimiento del comunismo. 

Las administraciones de estos mandatarios se han visto amenazadas por un enemigo ajeno a su gobierno, identificado como el adversario del Estado. Para Noboa, el crimen organizado tiene relación con el narcotráfico, lavado de activos, corrupción, tráfico de armas (Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, s.f.). Mientras que en el gobierno de Febres-Cordero su política de seguridad nacional, tiene un contexto histórico, porque posee la concepción bipolar entre la libertad y democracia versus al comunismo (Castagnola, J. y Mieres, P., 1996); es así que,  Febres-Cordero durante los años 1984-1988 temía que con el movimiento de los Alfaro Vive Carajo (AVC),  emerjan hechos parecidos a Cuba por su cercanía con la URSS y a Colombia con las FARC-EP que se formó en 1964 como un grupo de autodefensa campesina, de ideología marxista-leninista.

El gobierno de Febres-Cordero, mirando al futuro, sospechaba que el grupo subversivo de los AVC llegue a atentar contra su integridad y que generen un caos social y político que termine sacándolo de Carondelet. Y a pesar de haber transcurrido varias décadas de su gobierno, aún se lo tilda de imponer una política perversa del Estado, porque según testimonios, los abusos, maltratos y torturas acontecían desde antes, durante y después de la aparición del movimiento AVC (Herrera, 2005).

Por otro lado, el presidente Daniel Noboa a inicios del 2024, tenía un escenario sociopolítico complejo, por lo cual sus oponentes manifestaron que el 08 y 09 de enero de 2024 (declaración de estado de excepción), fue el momento oportuno para que Noboa implementara la “Doctrina del Shock”, porque en pretexto del conflicto armado interno, el ejecutivo ingresó varias reformas económicas y tributarias, con la consigna de que Ecuador debe financiar la guerra contra el crimen (Mella, 2024).

Las últimas decisiones de Noboa contra México, obedecen a la identificación de un nuevo adversario del Estado, en este caso “contra la impunidad y soberanía” a fin de recuperar su credibilidad con miras a la consulta popular y a su reelección presidencial. En resumen, las dos administraciones frente a organizaciones terroristas y movimientos insurgentes, adoptaron la “Doctrina de Seguridad Nacional” y la «Doctrina del Shock», acompañadas de campañas propagandísticas, logrando el apoyo de la ciudadanía y de la opinión pública. (O) 

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