Por Amor Propio / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión



Hay cosas, como el amor propio, que solo hacen que actuemos. Si cometemos un error, el amor propio independientemente de cualquier circunstancia debería hacernos rectificar simplemente porque no queremos quedar como necios, arrogantes o soberbios, y porque consecuentemente el arrepentimiento sincero es el resultado de un amor propio sano.

Pero esto que es tan obvio para todos nosotros, parece no serlo para otras personas, sobre todo para aquellas que mantienen oscuros compromisos con la deshonra, que aún a costa de saberse equivocados se obstinan con cargar el yerro a cuestas desoyendo a su amor propio.

El anterior gobierno destrozó al país -cosa que ya sabemos y evidenciamos hasta la saciedad- pero me refiero hoy a otro más específico, el del IESS que de la mano de Richard Espinoza, expresidente del directorio y Rafael Correa, expresidente de la República, terminaron de saquear la institución por decisiones político-populistas y no técnicas, como desconocer la deuda del Estado en cerca de tres mil millones de dólares; malversación al usar fondos de pensiones en salud; pagar pensiones jubilares a muertos; la eliminación del aporte del 40% para las pensiones jubilares; la asistencia en salud a grandes grupos que no aportan; etc. Sin embargo, el actual presidente Lenín Moreno felicitó públicamente a Espinoza, autor material de toda esta hecatombe, por su “destacada labor frente al IESS” e incluso lo premió como diplomático.

Suponiendo que haya sido un error de Moreno (cuestión absolutamente discutible premiar la irresponsabilidad e ineficacia de Espinoza, quien a la fecha ya contaba con destitución de la Contraloría por ‘responsabilidad administrativa culposa’ al haber maquillado los balances contables), hoy, dada la crítica situación del IESS, pero sobre todo “por amor propio”, el presidente debiera rectificar y al menos agradecer sus servicios como embajador en Italia. Pero no, hasta el momento no ha dicho ni media palabra.

Qué compromisos tendrá Moreno con Espinoza -o quién sabe con quién-, que con evidencias tan crudas y de las que ahora se lamenta el mismo Moreno (por cómo han dejado el IESS), pesan más aquellos antes que su amor propio. Es que esta forma de actuar es propia sobre todo en política de gente que ha hipotecado su dignidad y ha lanzado al tacho de la basura los principios de ética y honestidad que distinguen a un hombre de bien.

Aún está a tiempo. Moreno debería exigir la renuncia al diplomático Espinoza hoy mismo y tratar así de elevar un poco su amor propio. (O)

mariofernandobarona@gmail.com

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