Ponderaciones / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión



Cuando aparecen nombres de posibles candidatos presidenciales, los medios analizan a cada uno de los aspirantes. Detalles que conducen a disyuntivas curiosas, interesantes. Los medios que anticipan opiniones favorables al candidato Equiz y   desfavorables al candidato Zeta ¿están haciendo política?

Por su parte, los aspirantes recurren a los medios para propagar sus ofertas cautivantes.  Envía   boletines de prensa muy estudiados, generalmente redactados por periodistas asesores. En este caso, ¿están los políticos haciendo periodismo indirecto?

La publicidad pagada tiene también aspectos peliagudos. Si un medio está abiertamente en contra de candidato Equix, se ve muy chueco que ese medio acepte, encantado de la vida, miles de dólares del candidato, motivo de sus opiniones negativas. José Blanco de Prensa Internacional, dice: “¡Ah! Eso es diferente”

En el fondo del pozo existen realidades que incomodan, detalles insoslayables porque la realidad de la política, la realidad de los medios y la realidad de los “negocios” son objetivos mediáticos que mueven universos imposibles de separación total…

Observemos el campo internacional. El Washington Post “destapó” el escándalo de Watergate que forzó la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974.  En opinión de los gringos, el Washington Post “tumbó a Nixon”; hizo política…

En los Estados Unidos no es nada extraordinario que el New York Times manifieste, abiertamente, sus simpatías por un candidato; y antipatía por otro aspirante. Al final de las elecciones, el periódico celebra, ruidosamente, la victoria de “su candidato”. El New York Times hace política. 

En Ecuador, juzgamos con criterios extremos, como que un muro infranqueable separara al ecuatoriano-periodista del ecuatoriano-político. En algún momento, los dos campos se cruzan, como ocurre en todas las áreas de la sociedad. Es condición ineludible de la interacción humana. Ni el uno es santo ni el otro es demonio. Por supuesto que lo ideal sería que cada uno, desde su radio de acción, aporte orientaciones que ayuden al pueblo a escoger propuestas constructivas que contribuyan al desarrollo del país. Lo cual no significa que deban encubrir casos de inmoralidad de cualquier bando.

Qué difícil se hace cumplir el positivismo absoluto que encierra la “ponderación ética”.

Deja una respuesta