Pasiones / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión

En comparación con los sorprendentes y vertiginosos avances que hoy por hoy se dan a diario en ciencia y tecnología, posiblemente podríamos pensar que el mundo antes de la Revolución Industrial (RI) en 1760, vivía a un ritmo extremadamente pasivo, que muy de vez en cuando aparecía por ahí algún hecho relevante o digno de asombro, y lo que es más, no se vislumbraba para las siguientes generaciones un nivel de vida más humano, más digno y más justo.

Pero así expuesto resulta muy concluyente. El caso es que son dos realidades completamente distintas. A partir de la RI hay un antes y un después. En la actualidad los escenarios son tan abismales que simplemente resultan incomparables en muchos aspectos.

Si bien es cierto, antes no amanecían con la noticia del Perseverance posándose en Marte, y luego de pocos días el Ingenuity sobrevolándolo; pero sí lo hacían con el olor a hierba húmeda o con el sonido de la madera crujiendo en la estufa, que pueden ser completamente intrascendentes tecnológicamente, pero lo son, y mucho, vivencialmente. Más allá de la época, lo esencial en los dos casos es la pasión con que cada persona vive la experiencia.

Así, los cambios deslumbrantes de las últimas décadas se contraponen radicalmente con algunos aspectos que se mantienen hasta ahora prácticamente intactos por siglos o milenios. Gracias a la ciencia, por citar un caso, el mundo ya tiene vacunas para combatir el COVID-19, sin embargo, en la India se infectaron con el virus -en un solo día- más del total de casos confirmados en nuestro país en catorce meses de pandemia. En otras palabras, el país asiático rompió el récord de nuevos contagios alcanzando la asombrosa cifra de cuatrocientos mil en 24 horas, mientras que el Ecuador casi llega a esa cifra desde marzo del 2020 hasta la fecha. Ocurre que en la India es sagrada tanto la tradición del baño en el río Ganges pidiendo purificación y perdón de los pecados, como las procesiones religiosas para el cese de enfermedades. En los dos casos han participado en estos días millones y millones de hindúes sin la más mínima protección para evitar contagios.

Bajo esta perspectiva, evidentemente nuestros ancestros siempre estuvieron muy lejos de tener vidas aburridas o monótonas, y eso es ser humano; el día a día lo celebraban de acuerdo con su cultura, tradiciones, historia y esencia, y eso es tener dignidad; independientemente de si esas prácticas trajesen bendiciones o desgracias, y eso es hacer justicia. Y todo ello no ha cambiado a pesar de los grandes avances.

La inteligencia jamás superará a la pasión, la primera es solo información y conceptos, la segunda los trasforma en experiencias de vida y también de muerte. (O)

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