Obreros viven al día por falta empleo

Carrusel

Decenas de personas dedicadas al sector de la construcción, especialmente obreros, se congregan cada martes en la Avenida Cevallos, junto a la vereda del Mercado Modelo de Ambato. Este punto se ha convertido en una especie de «bolsa de empleo» informal, donde esperan ser contratados por arquitectos e ingenieros para trabajos de albañilería y otras labores diarias.

La dinámica del lugar refleja la difícil situación económica y laboral que atraviesa el sector. Muchos de estos trabajadores viven al día, dependiendo completamente de conseguir un trabajo en esta jornada semanal. La falta de proyectos de construcción estables o de largo plazo obliga a los obreros a buscar contratos por horas o por días para sostener a sus familias.

José Ordóñez, de 60 años, comparte su experiencia en la espera. Aunque tiene la ventaja de contar con contactos con algunos ingenieros que ocasionalmente le dan trabajo, reconoce que la situación actual es precaria. «No hay para escoger. Lo que venga toca coger», comenta, ilustrando la desesperación que muchos sienten ante la escasez de oportunidades.

La informalidad del empleo también se refleja en la paga. Ordóñez estima que, normalmente, un maestro albañil puede cobrar alrededor de $30 diarios, lo que apenas alcanza para cubrir los gastos básicos de una familia. Para un obrero sin contrato, la situación es más crítica: si no logran ser contratados ese día martes, simplemente no tienen ingresos para comer o cubrir las necesidades de la semana.

El punto de encuentro en la Avenida Cevallos es un termómetro de la crisis del empleo. Ordóñez señala que cada martes se aglomera mucha gente, evidenciando la alta demanda laboral frente a la escasa oferta. La competencia es intensa y muchos se van con las manos vacías.

La preocupación es constante, especialmente en el contexto social y económico actual. José Ordóñez lo resume con franqueza: «No, pues aquí no, está duro. En la ciudad está dura mismo. Al menos con esto que estamos pasando está bien duro», admitiendo que lo que logra ganar en la semana es insuficiente para mantener a su familia. (I)

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