Nuestro botiquín interior / Kléver Silva Zaldumbide
Seguir un modelo caduco es creer que la respuesta a todas las dolencias esta fuera de nosotros, no siempre la una única vía de tratamiento ese tomar o inyectarse algo, tomar un jarabe o untarse una crema, y creer que, de lo contrario, no hay vía de recuperación. Pero nuestro sistema de creencias y nuestra idiosincrasia impuesta por una maquinaria bien tejida con hilos invisibles, hace que, ante una consulta médica, si el médico no nos receta algo, no sentimos ninguna “ganancia” por el costo de ésta, aunque sea una enfermedad en dónde no hay tratamiento medicamentoso específico, el médico se ve lógicamente forzado a recetar algo. Pero quizás ese no es el problema, hay algo que tenemos que buscar más allá de eso, encontrar nuevas herramientas para nuestro botiquín, pero pese a que existen estrategias científico medicas holísticas diferentes, a veces, seguimos chocando con la misma cosa, a veces real y curiosamente frustrante, se alivia el síntoma y no siempre la raíz de algunas enfermedades. ¿Qué habrá hecho presentar ese síntoma en primera instancia? ¿Por qué luego simplemente terminan presentando un nuevo síntoma? Entonces preguntémonos ¿Qué es lo que realmente hace, en gran parte, que el cuerpo sea saludable y qué es lo que, muchas veces, realmente nos enferma? Aunque nos “volemos los sesos” excavando, investigando, leyendo y estudiando toda la literatura médica, no la vamos a encontrar allí, pues es algo que nunca se enseña la facultad de medicina alguna.
Si bien todo lo investigado y considerado saludable e importante realmente los es, ejercicio, buena alimentación, hacernos exámenes preventivos, visitar a los especialistas y subespecialistas, nadie nos enseñó la importancia de nuestro buen manejo emocional, lo importante de tener relaciones saludables, una vida profesional y laboral sana. Este mundo frenético y su sistema de creencias basados en avaricia y poder, no permite desarrollar a las personas en sus inteligencias para la que son buenos, se amputa a la expresión creativa de la gente para convertirles en fabricadores de dinero. Muchos están espiritualmente desconectados a su existencia y propósito. Factores como el facilismo, la masculinización de la mujer, las necesidades económicas apremiantes, hacen que, lejos de tener un entorno mentalmente saludable con una vida sexual saludable, tengamos un machismo social promiscuo, matrimonios abusivos, odios laborales, no logran superar injusticias, odios y resentimientos familiares, en el trabajo o personales, abusos sexuales infantiles, abortos provocados, entre otros, haciendo que, algunas enfermedades del cuerpo, no sanen.
Entonces preguntémonos: ¿cuidar el cuerpo es la parte más importante para estar sano o es cuidar el corazón, aprender a cuidar la mente, el alma, esa parte auténtica, profunda y verdaderamente nuestra, aquella que sabe muy bien qué es lo correcto para nosotros, que siempre sabe nuestra verdad, que sabe cuándo nos mentimos o nos negamos a aceptar, esa intuición transparente y vulnerable que sabe dónde está nuestro bienestar, quienes somos, qué necesitamos, a qué huimos y no enfrentamos, qué necesitamos cambiar o ajustar en nuestras vidas para deshacernos de nuestras máscaras, cuáles son nuestras culpas por resolver, cuáles son nuestros miedos, que conoce eso que sabemos que estamos haciendo mal y sin embargo continuamos haciéndolo. No permitamos que el autoengaño nos siga enfermando.