Nobles de sangre azul / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión

El pueblo inglés: “Por qué tenemos los ingleses que pagar impuestos para mantener una monarquía que no sirve para nada… Los incautos de la tierra seguimos siendo mayoría.”

En la TV, un mexicano, asombrado por tanta pompa, preguntó ¿Cómo llegan estos fulanos a ser reyes? ¿Nacen reyes o se hacen reyes?

La respuesta está en la falta de cultura en las tribus primitivas. Los germanos, por ejemplo, muy atrasados culturalmente respecto a la población preexistente, vivían apegados a sus tradiciones. Aparecieron asaltantes sanguinarios de oficio, arrebataron la tierra a las tribus pacificas y se proclamaron seres superiores, nobles de sangre azul.

Esos nobles decidieron elegir un rey, no por el supuesto linaje del candidato, sino por las ofertas de riqueza para los complotados; y por su crueldad “profesional.” Si “su” rey les fallaba, no se hacían problema, simplemente le cortaban el pescuezo; elegían otro rey.

El nuevo rey, recordado lo ocurrido a su antecesor, organizó cuerpos armados, asesinó a sus contradictores. Las armas le dieron poder, estableció la monarquía hereditaria y proclamó su origen divino.

Para que reinado y fortuna se mantuvieran en el seno familiar; la realeza se casaba casa adentro. El primo con la prima, la sobrina con el tío, la reina con el cuñado. Los genes dominantes produjeron descendientes con retardo mental. Reyes tarados, chiflados que se desnudaban en plena corte. Varios reyes y príncipes languidecieron amarrados en los sótanos para esconder la anormalidad. Reyes y reinas se traicionaban con docenas de amantes; etcétera, etcétera.

Los “doctores” surgieron terapias salvadoras para eludir la anormalidad mantel: matrimonios con mujeres y hombres ajenos a la “realeza”, sin ninguna conexión genética. Príncipes y princesas buscan novios extraños al clan familiar.

Cierro con una inquietud ingenua ¿Quién podría ser rey en Ecuador? (O)

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