NO LES CREO / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión

Confieso que después de tanto abuso y picardía, sobre todo en los diez años de la Revolución Ciudadana, me he convertido en un hueso duro de roer, ya no confío ni creo tan fácilmente en políticos.

Para mí, todo estaba consumado el viernes 14 de mayo, día de la sesión inaugural de la nueva AN y solo esperaba -con indignación y desilusión- que el supuesto acuerdo PSC- CREO se ratificara. No fue así, y mientras muchos se congratulan que haya sido elegida Guadalupe Llori como la nueva presidenta de la AN, yo sigo escéptico, en concordancia con la desconfianza antes descrita. Se lo explico por qué:

  1. Todo comenzó a oler mal a raíz de las declaraciones del asambleísta electo de CREO Francisco Jiménez hace varias semanas, quien ya alertó de posibles acuerdos de gobernabilidad a cambio de revisar sentencias para favorecer a delincuentes. Ese río ya sonaba estruendoso por tanta piedra, y como veremos, terminó en cascada.
  2. A excepción del asambleísta electo Fernando Villavicencio, nadie, repito, nadie, ni una sola bancada de la nueva AN se pronunció con firmeza, contundencia y radicalidad en contra de posibles acuerdos que otorguen amnistías a delincuentes, todo lo contrario, más de una o alentaba abiertamente esa posibilidad o su tibieza levantaba dudas, fue así como el supuesto acuerdo entre el PSC y CREO más los votos de UNES felizmente fracasó. Pero hay más, la misma Guadalupe Llori, hoy presidenta de la AN, hace unos días en una entrevista radial contaba sin tapujos los acercamientos de su partido (PK) también con los correístas; sí, la víctima auspiciando a sus verdugos y negociando con criminales.
  3. Mucho me temo que la ruptura del acuerdo el viernes pasado en la AN no fue, por parte de CREO, una decisión honesta y transparente, simplemente tuvieron que recular a última hora dada la presión en las redes sociales de miles de ecuatorianos iracundos que ya advertíamos la evidente traición; por lo tanto, si solo hubo la intención, como efectivamente CREO que la hubo y luego cambiaron por conveniencia, no hay nada que felicitar ni celebrar.
  4. Un líder no tiene solo que ser sino también parecer, y Guillermo Lasso, presidente nacional del movimiento CREO, mantuvo un sospechoso silencio en las ultimas semanas. Si ya se especulaba con fuerza e insistencia estos coqueteos con la mafia, con los cuales según dicen no comulgaban, lo menos que debía hacer la cabeza de esa agrupación política ‘afectada’ era disponer (léase obligar) públicamente y con toda energía y convicción que en su bloque legislativo nadie vote por favores a delincuentes; eso, por ejemplo, habría sido diferenciador, ejemplar y terminante. Ojo, que una cosa es solo ofrecer o anunciar -lo cual se hizo ya alguna vez- y otra muy distinta disponer públicamente.

Habrá que esperar, por el momento no les CREO.

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