Mujer femenina / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

El feminismo radical no debe arrebatar a las mujeres su capacidad de ser mujeres. De pensar por sí mismas. El feminismo radical no debe hablar a nombre de todas las mujeres ni tratarlas como un colectivo monolítico. De un solo color, con voceras y voceros únicos y extremistas.

El marxismo cultural logró penetrar con fuerza en el feminismo moderno, radicalizándolo. Falseándolo. Pervirtiéndolo. Destruyendo la esencia misma de la mujer. Separándola de su maternidad, de su feminidad y de tu rol como complemento perfecto y natural del hombre, en donde los dos caminan de la mano. Luchan juntos y logran juntos una mejor sociedad.

El feminismo radical enfrenta a las mujeres y a los hombres. Destruye el principio occidental de igualdad frente a la ley y camina hacia un nuevo principio de “igualdad de resultado” y de “igualdad con desigualdad”. El feminismo radical dice que todos los hombres son violadores en potencia. Que todos son delincuentes en potencia. Que su naturaleza está comprendida como el daño y el abuso de la mujer.

El feminismo radicial y deformado busca tribunales propios para juzgar a conveniencia y con leyes consagradas en la desigualdad manifiesta ante la ley. Busca cuotas en política, empresa y sociedad a la fuerza, escondiendo el talento y reemplazándolo por el derecho del ‘colectivo’.

Recuperemos la celebración de la mujer. De la igualdad absoluta frente a la Ley. De las conquistas sociales dadas por el talento y la tenacidad de la mujeres. De la mujer femenina, madre y pilar de las familias y las ciudad. De la mujer emprendedora que camina junto a los hombres. Rechacemos el feminismo radical, hijo de la nueva ola del marxismo cultural y el colectivismo. (O)

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