Migrantes venezolanos piden a «Lenín» abrir su corazón

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Fotografía del 26 de agosto de 2019, en la que se ven numerosas familias venezolanas a la espera de poder cruzar la frontera y entrar a Ecuador. (Foto EFE)



Paso de Rumichaca (frontera Ecuador-Colombia), (EFE).- Sumidos en el agotamiento por el largo viaje y hambrientos por la falta de dinero, las familias venezolanas varadas en el Paso de Rumichaca piden a «Lenín» que «abra su corazón»… y las fronteras de Ecuador.

El drama de cientos de familias venezolanas se repite día tras día en el lado colombiano del puente internacional desde que el mandatario ecuatoriano, Lenín Moreno, impusiera el lunes la necesidad de visado para cruzar.

El crudo resultado: varias organizaciones internacionales de ayuda han desmontado sus carpas en el lado ecuatoriano porque ya no hay a quien prestarle asistencia.

«Por favor, presidente Lenín… ¡Póngase la mano en el corazón! ¡Aquí hay niños enfermos, mujeres embarazadas, ancianos, gente con discapacidad!», pide Marbella Hernández al mandatario ecuatoriano en un mensaje a través de Efe.

El suyo es un eco del clamor de tantos y tantos venezolanos que llegaban a Rumichaca esta semana, y que hacían escuchar a gritos a periodistas, altos mandos policiales, funcionarios de gobierno y cualquier personalidad que se dignara a poner el pie sobre el puente.

Un corredor de apenas doscientos metros sobre el río Carchi que los migrantes bloquearon el lunes durante más de ocho horas al grito de «¡Queremos refugio, queremos pasar!», trasladando su lucha a unos funcionarios que poca flexibilidad podían mostrar sin un cambio en la política oficial del Gobierno ecuatoriano.

Al frente de la protesta, jóvenes madres con sus bebés en los brazos y abuelas con sus nietos, reflejo de una migración que busca en la mayoría de los casos la reunificación con maridos, u otra familia, que ya se encuentran tanto en Ecuador como en otros países de la región.

Impotentes, altos mandos de la Policía colombiana en la terminal reconocieron a Efe su «dolor» y «frustración» por la situación, como también lo hicieron funcionarios ecuatorianos de Migración, quienes en cualquier caso aseguraron que su obligación era «respetar las órdenes».(I)

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