MENSAJES JUVENILES /P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión


Las cosas que nos llegan

En días pasados me llegó desde Colombia una tarjeta de recuerdoy saludo que entre otras cosas dice:

SI ME LLAMO TU AMIGO.

Cuando la risa desborde tu alegría,

cuando el éxito corone tus esfuerzos,

cuando la salud sea plena y la vida generosa,

allí estaré.

Cuando la pena sea amarga y la sonrisa escasa,

cuando el fracaso ponga a prueba tu entereza y estés triste,

cuando una sombra te recorra el Alma

y creas que todo está perdido,

quiero que sepas que ese día,

si me llamo tu amigo, allí estaré (Héctor Dessó).

Leyendo un libro que me parece substancioso «El derecho al amor» de P. Bosmans me encuentro con estas palabras que nos hacen pensar (son pensamientos sueltos).

«Si por tu ideología o por tu nueva sociedad ha de morir un inocente o un solo niño, maldigo tu ideología y abomino tu sociedad…”

El Estado con sus torpes estructuras es un elefante que no tiene en cuenta los brotes de hierba. El Estado no puede visitar a los enfermos. Las estructuras no pueden ir a pasear con un inválido, “Tú sí…”

El precio que los hombres pagan por la guerra y violencia siempre es mucho  mayor  que  el  precio  de  la  paz…”

«El circulo vicioso. El mundo está atrapado en un círculo vicioso. El mal llama al mal. La violencia pide violencia. Una ofensa ha de ser vengada. Una injusticia sigue a la otra. Se busca al que ha pegado primero, no para perdonarlo, sino para devolver el golpe. Se sigue girando en el mismo círculo. Se pretende resolverlo todo con la justicia. Pero la justicia no rompe el círculo…”

Finalmente leyendo a Helder Camera encuentro estos pensamientos: “En el aspecto económico, quién no sabe que en los países subdesarrollados existe el colonialismo interno; es decir, que existe un pequeño grupo de privilegiados del mismo país, cuya riqueza es mantenida gracias a la miseria de millones de conciudadanos. Es todavía un régimen semifeudal; apariencia de vida patriarcal, pero en realidad, ausencia de los derechos de la persona, situación infrahumana y verdadera esclavitud. Los trabajadores rurales, verdaderos parias, no tienen acceso a la mayor parte de la tierra que los propietarios mantienen sin cultivar, para su valoración mañana». (O)

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