MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL: La grandeza del alma humana / Klever Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

En un principio la Navidad tuvo un carácter humilde y campesino cuyo personaje principal es el niño Jesús. Quizás no todos nos detenemos a reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad. Navidad en verdad significa “la palabra se hizo carne”. El misterio de la encarnación constituye el centro de esta celebración. San Juan lo declara así en su evangelio con una afirmación impresionante: «La palabra se hizo carne y habitó en medio de nosotros…» (1,14). Si meditamos acerca de este misterio, quizás con una mirada profunda frente a un Nacimiento, nos demos cuenta de que el niño que contemplamos no es precisamente un niño puramente humano ni tampoco un ser divino bajo apariencias humanas, sino más bien que es divino y humano, Jesucristo. Se trata de un misterio que sobrepasa la inteligencia humana y que plantea grandes exigencias a nuestra fe ya que existe el peligro de interpretar mal la doctrina. En la liturgia de Navidad encontramos esta visión unificada y completa. «En esto se ha manifestado el amor de Dios por nosotros, en que ha mandado a su Hijo único al mundo para que nosotros vivamos por él». Este es el regalo más grande que todos hemos recibido en Navidad, esto es en realidad la Navidad. Navidad es dar, no solamente cosas materiales, sino lo mejor de nosotros, lo mejor de nuestros corazones a nuestros semejantes.

Existen muchas leyendas y cuentos de personas que han tratado de rescatar este significado: como en aquel cuento de F. Dostoieswski en el que una pareja de esposos de condición económica humilde ansía regalarse el uno al otro lo más especial en Navidad, él no podía lucir su más preciado reloj de oro legado de su abuelo muerto en su niñez por falta de una cadena, y ella no tenía con qué adornar su preciosa, frondosa y brillante cabellera dorada. En un desesperado intento por demostrarse amor y satisfacer los anhelos de su esposa/o en aquella Navidad, cada uno por su lado salió en búsqueda del mejor regalo, de lo que creían haría feliz a su amado/a. Tanto él como ella con unas cuantas monedas ahorradas con verdadero sacrificio, recorrieron con angustia tiendas y almacenes desde los más lujosos y costosos hasta los más humildes y baratos, pero ni aun allí el poco dinero disponible les alcanzaba, al fin ella por su parte alcanzó a leer un gran letrero en el que se ofrecía muy buen precio por cabello bien cuidado para confeccionar pelucas de las damas de sociedad, sin pensarlo dos veces entró a aquel lugar y con el amor más grande, pensando dar un poco de felicidad a su esposo, vendió  lo que él más admiraba en ella. Al encontrarse en casa, antes de darle la cadena de oro para su reloj, vio la tristeza reflejada en el rostro de su amado esposo por el corte del cabello y trató de consolarlo asegurándole que pronto crecerá. Pero la cadena de oro no lo consoló, pue él había vendido su reloj para el regarle las más hermosas binchas que hubiesen podido engalanar el cabello de su amada. Por ahora a ninguno de los dos el regalo les sería útil, pero los dos agradecieron aquella muestra de amor y sacrificio. Cada uno de nosotros podrá interpretar este cuento a su manera pero seguro que representa la grandeza del alma humana.

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