Matrimonio entre personas del mismo sexo / Carlos Rosero

Columnistas, Opinión

En el interesante programa televisivo del Periodista Andrés Carrión se enfocó el problema del matrimonio entre personas del mismo sexo, en el que cada uno de los panelistas, dieron sus puntos de vista, atribuyéndose los que defendían el matrimonio igualitario como una garantía de la libertad de su afición sexual, se trata de que se debe respetar sus derechos constitucionales y humanos, se manifestó que las leyes deben adaptarse a los tiempos modernos y que en muchos países ya han acogido el derecho de contraer matrimonio entre personas del mismo sexo, al respecto veamos si las leyes pueden adaptarse a hechos que van en contra la naturaleza humana, o es que la Ley debe sujetarse a la doctrina de Lucifer, que engañó a la mujer, para ser mas poderosos que Dios, por lo que debido al pecado, se estableció como enemigos del alma: al mundo, el demonio y la carne: El mundo dominado por tiranías y guerras; el demonio impulsador de todos los males que dominan a la tierra; y, la carne, Dios formó al hombre y la mujer como centro de la familia y su descendencia, pero la corrupción del sexo entre personas de diferente sexo, hoy se camina por la degeneración del sexo entre personas del mismo sexo, para complacencia de la carne, cuyos amoríos están en contra de la moral y el respeto a un Ser Supremo.

Si el matrimonio entre personas del mismo sexo no fuera el pecado de la carne, sino una especie de sociedad de una unión de hecho a lo mejor sería factible agregar al Código Civil una disposición que reconozca una sociedad entre personas de un mismo sexo, ya que el matrimonio de conformidad con lo dispuesto en el art. 81 del Código Civil es un contrato solemne entre un hombre y una mujer para vivir juntos, procrear y ayudarse mutuamente; el matrimonio entre personas del mismo sexo, no cumple el principio de la procreación, por tanto, nunca puede ser igual un matrimonio del mismo, con una matrimonio de diferente sexo, que es un principio natural que nace de Dios, la familia.

Al separarse el recién nacido del vientre materno, designa su sexo, si es hombre o mujer, si posteriormente se cambia su sexo, es un pecado de la carne, para satisfacer sus instintos ajenos a la moral cristiana, crear normas jurídicas para satisfacer el pecado, es obra del demonio, para lo cual se tendría que cambiar el art. 20 del Código Civil, pero no es una acción de los jueces, sino del Congreso (Asamblea). La Constitución garantiza el derecho de las personas desde su nacimiento y de igual manera el Código Civil, pero no hace mención a los hermafroditos/as y los derechos de las personas del mismo sexo a ejercer derechos y obligaciones contrarios al derecho natural de las leyes, la Ley les garantiza del derecho como personas a la vida y al desarrollo de sus actividades ajenas a la perversión sexual, pero como el mundo está llegando a su término, ya que la misma madre tierra está resentida con sus hijos, cuya acción está demostrada con los maremotos, tsunamis, terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, etc., la sociedad se hunde en la corrupción de todos sus males, ajenos al mandato de Dios, creo que estamos viviendo los últimos tiempos de su destrucción, para su renovación. (O)

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