Los Uber / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


La Asamblea aprobó la Ley de Simplicidad Tributaria el 9 de diciembre.  Este proyecto llegó el 21 de noviembre para ser tratado con la categoría de urgente. El presidente Moreno tendrá la última palabra.

Entre otras cosas, habría incremento o reducción de algunos impuestos. En el caso del IVA (Impuesto al valor Agregado), se fija una tarifa del 12 % para las plataformas digitales; mientras algunos productos como flores, follajes, ramas, tractores de hasta 300 caballos de fuerza, tiras reactivas, instrumentos para medir la glucosa, bandas de insulina y marcapasos tendrán una tarifa del 0 %. En el caso del ICE (Impuesto a los Consumos Especiales), se reduce para la producción de cervezas artesanales e incrementa al 10 % para los planes pospago de telefonía celular y para la cerveza industrial.

Estas medidas pretenden cubrir un déficit que, según las matemáticas, supera por mucho lo que se esperar recaudar. Spotify, Uber, Cabify, Netflix y otras plataformas tendrán que pagar IVA 180 días después de la publicación de la ley en el registro oficial.

Las plataformas digitales orientadas al transporte funcionan en el Ecuador, como en otros países, entre la aceptación y el rechazo. La naturaleza de este negocio no dejar de ser polémica: muchos usuarios miran con agrado su llegada, mientras los gremios de taxis tradicionales consideran que son una competencia desleal.  Estas empresas operadas por internet, al no estar sometidas a las regulaciones convencionales, pueden bajar el precio final de su servicio. Varios países han llevado esta pugna a las cortes. Los resultados son muy diversos. En Washington y Londres, plataformas como “Uber” se han fortalecido tras su paso por los tribunales; en otros casos los fallos han sido en su contra; en muchos lugares el litigio aún no está resuelto y en nuestro país la historia apenas inicia.

Vale decir que el negocio tiene éxito en el mundo por varios factores: el tiempo de espera es relativamente corto; los vehículos son limpios y confortables; las tarifas están fijadas desde el inicio y la seguridad es aceptablemente garantizada. Esto no significa que deben estar al margen de las normas locales. En plena era tecnológica estos cambios son inevitables y el que no se adapta difícilmente podrá permanecer vigente. (O)

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