Los jubilados conservan un conocimiento invalorable / John Tello Jara

Columnistas, Opinión

Solo escuchar que estamos cerca de la edad de jubilación (al margen del número de aportaciones), es un golpe psicológico, que debemos tratarlo con inteligencia; aprender a conllevar esta situación nos permitirá gozar de una de las etapas más interesantes de  nuestra vida.

Hasta diciembre del 2021 el IESS registró 583.883 jubilados, los cuales reciben un valor promedio de USD 661,9 mensuales,  destinando para su pago un valor total de USD 4.698 m.d.d. en el año, recordemos que el 52,4% del presupuesto se destina a los jubilados varones mientras que el 47,6% va a las mujeres.

Lo penosos es que, no todas las personas que han cumplido su ciclo de vida laboral, acceden a una jubilación, ya que no realizaron aportes al instituto de seguridad y lo grave es que deben seguir trabajando a una edad en la cual las fuerzas disminuyen, no existe oportunidad de encontrar empleo y las enfermedades empiezan a repercutir en el diario vivir.

Una persona que se jubila tiene diferentes ópticas de enfrentar este proceso, tengo amigos que han decidido realizar viajes, conocer otros países, visitar las provincias de nuestro Ecuador; otros le apuestan al descanso, al cuidado de los nietos, a las labores que nos encargan nuestro hijos (una actividad sin remuneración); otro grupo trata de ponerse un negocio, aspecto que no es muy recomendable debido a que no es lo mismo emprender a los 20 o 30 años de edad que a los 60 o 65 años.

Sin embargo considero importante que en diferentes centros de educación se podría llamar a los jubilados con el propósito de que conversen sobre alguna actividad que estos realizaron en su vida, ya sea en el  ámbito productivo, comercial, financiero, de servicios, sea público o privado.

El dialogo permitirá a los estudiantes y a los nuevos empresarios, conocer de  primera fuente los problemas más frecuentes que se suscitan en diferentes puestos de trabajo y los procedimientos de solución que buscaron en su tiempo para solventar dichos impases.

Usted amigo lector, haga la prueba en su familia, en su casa, llame a un señor jubilado, tan solo para conversar, sobre la vida, la empresa, la familia, etc. y se llevará una sorpresa al ver la forma como puede solucionar las cosas  con una charla amena y divertida. (O)

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