LOS INDEFENDIDOS DEL CPSCS / Paúl Viteri Albán

Columnistas, Opinión

La semana pasada, el pleno de la Asamblea Nacional con ochenta y cinco votos censuró y destituyó a cuatro de los siete vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, esto por una moción de destitución presentada a consecuencia de la modificación del proceso de designación de la o el nuevo Contralor General del Estado y una ausencia de transparencia en el proceso de designación del Super Intendente de Ordenamiento Territorial, que fue presentada por la Asambleísta de Pachakutik Mireya Pazmiño, quien dos días antes fuera expulsada del mencionado bloque legislativo, justamente por su posición frente a este tema.  

Los consejeros destituidos son Ibeth Estupiñán, María Fernanda Rivadeneira, Francisco Bravo y Hernán Ulloa quien presidía la mencionada función del estado; y, obtuvo dicha dignidad gracias a la toma casi por la fuerza de las instalaciones de esta, por parte de la policía nacional; y, que fue ordenada desde el palacio de carondelet obviamente por el primer mandatario.

Más resulta evidente, que en esta ocasión el primer mandatario, no se habría aplicado a fondo para salvar a sus acólitos, tal como sucedió con el juicio político de los vocales de los audios Consejo de la Judicatura, en el que no escatimo ningún esfuerzo, como el decir que cuando dijo que varios Asambleístas le solicitaron dinero “era solo de bromita”; y, esto habría sido en razón de que los cuatro consejeros destituidos, ya no habrían estado cumpliendo sus deseos a cabalidad y más bien andaban medios descarriados según dicen.

Inmediatamente, destituidos los vocales, no tardaron en salir los Esperancitos de siempre a decir que los partidos políticos de quienes votaron por la destitución serían quienes estarían disputándose el control de la mencionada función del estado, pues al parecer desconocen que quienes asumirían dichas vocalías son sus “suplentes” que fueron elegidos mediante elección popular en el año 2019 por la mayoría de ciudadanos de este país, es decir viendo como siempre cucos en todo lado.

En definitiva, ni Ulloa y sus tres compañeros de mayoría resultaron tan valiosos para Guillermo Lasso como Fausto Murillo, Juan José Morillo y Maribel Barreno, por quienes peleó como gato patas arriba para salvar, además de que fue muy diferente observar la algarabía y alegría del bloque legislativo gobiernista “BAN” cuando fueron salvados los vocales del Consejo de la Judicatura, a diferencia de no haberse ni inmutado con la salida de Ulloa, Estupiñán, Rivadeneira y Bravo para quienes no hubo el favor de quienes sirvieron en su momento y se quedaron en indefensión.

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