Las Bienaventuranzas de hoy / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

MENSAJES JUVENILES


Amigos jóvenes, siempre que medito el Evangelio de Jesucristo pienso, no solamente en mi, sino también en todos Uds. El otro día leía los primeros versículos del Capítulo 5 de San Mateo y me impresionaron, como nunca, todas sus expresiones:

“Bienaventurados los pobres…”bienaventurados los puros de corazón” “Bienaventurados los que lloran…los que tienen sed de justicia”.

He querido preguntarme cuáles pueden ser las bienaventuranzas del joven de hoy y he buscado de formar algunas contemplando el comportamiento de muchos de Uds., que gozan, de la juventud.

“Bienaventurados los que tienen para una moto: porque ello serán estimados y envidiados…” “Bienaventurados los que puedan al mismo tiempo pasarse con tres enamorados, porque serán considerados como “hombres”…”Dichosos los que tienen mucho dinero, porque se sienten “libres” y pueden comprar todo, aun el amor de los demás”…”Bienaventurados los que saben aparentar por dentro son caroña y miseria, pero por fuera sonrisa, bondad, pureza…porque podrán escalar en la sociedad”.

Claro que tú puedes tener otra escala de valores y puedes formar otro tipo de bienaventuranzas. Intenta formarlas y esa escala se constituidad en el termómetro de tu vida, de tu compromiso.

Quiero por esta vez compartir contigo unas bienaventuranzas que forma un cristiano, un Obispo, medítalas y saca tus conclusiones propias.

“BIENAVENTURANZAS SOCIALES» (de Rafael Torija, Obispo de Ciudad Real  – España). 

-Bienaventurados los que se empobrecen por invertir y crear puestos de  trabajo, porque acumulan acciones del Reino.

– Bienaventurados los que renuncian el pluriempleo que no necesitan para vivir dignamente, porque tienen un lugar asegurado en el Reino. 

– Bienaventurados los funcionarios públicos que trabajan como si se tratase de algo suyo, y agilizan los trámites y estudian seriamente los problemas, porque su trabajo será considerado santo. 

– Bienaventurados los profesionales que no se oponen a las reformas justas de su trabajo profesional, porque vale más quedar bien con Dios que no con los compañeros. 

– Bienaventurados los obreros y empleados que prefieren que haya puestos de trabajo para todos antes que sus propias horas extraordinarias o pagas adicionales, porque saben dónde radica su  beneficio. 

-Bienaventurados los trabajadores que no estafan a la seguridad de desempleo, simulando un paro que no existe, porque no justifican el egoísmo de los bien situados.

-Bienaventurados  los banqueros, intermediarios  y comerciantes que no se aprovechan de la situación para aumentar sus ganancias (aunque sean legales), porque hacen un gran servicio a la paz. 

-Bienaventurados los políticos y los sindicalistas que se esfuerzan en crear auténticas soluciones para el paro, por encima de estrategias. Intereses de partido, porque aceleran la venida del Reino.

-Bienaventurados seremos todos cuando dejemos de decir. “Si yo no me aprovecho, se aprovechara otro”, cuando dejemos de pensar; «Si todos lo hacen, no debe ser malo»; cuando dejemos de razonar; “Respetando la ley puedo hacer lo que quiera», porque entonces, la vida en sociedad sera una adelanto de la felicidad del Reino» . 

Después de leer esto te invito, amigo joven, a comparar con estas bienaventuranzas, las tuyas y las que encuentres en el medio en que tú vives. Buen trabajo, amigo. 

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