La mujer en la imaginación de Homero / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Homero cuenta, en forma de poema y relato, en su monumental obra, Odisea, 850 años antes de la era cristiana (AC), en Mileto, el retorno del griego Ulises a su casa en Itaca, luego de haber sido uno de los autores de la destrucción de la ciudad asiática, Troya, ocurrida en el siglo XIII AC, por 1244 AC. Entre ese retorno, que duró 10 años, después de haber estado 10 años en el asedio griego a Troya, y la aparición de la Odisea, transcurren casi 4 siglos, por lo que la imaginación sería uno de los principales ingredientes del relato épico. Además, no existe evidencia que Homero la haya escrito y que él haya sido el autor exclusivo. Posiblemente se transmitió por versiones orales. En todo caso, la primera versión impresa apareció en 1488 en Venecia, reproducida de un manuscrito que no aparece en lugar alguno. Lo cierto es que griegos de la talla de Platón lo citan en sus trabajos, con lo que se confirmaría que fue un hombre llamado Homero quien construyó el relato.

La Odisea no se entiende debidamente sin la Iliada. En este gran poema épico anterior a la Odisea, Homero relata el asedio griego de diez años a Troya, ciudad gobernada por el rey Príamo, y la destrucción de la hermosa ciudad por el ejército griego. En la Odisea, en cambio, se narra el retorno de diez años de Ulises, el gran general y guerrero griego, a su tierra, Itaca, donde le esperan su esposa, Penélope, y su hijo, Telémaco, acosados por los pretendientes de ella.

Una mujer, Helena, desencadenó la guerra de Troya. Alejandro, también llamado Paris, hijo de Príamo, no la secuestró. Ella se enamoró de él y abandonó a su esposo griego, el célebre Menelao, y a su hija. La negativa de los troyanos a devolverla puso en movimiento al ejército griego.

Si no hubiera sido por Penélope, Ulises no habría soportado tantos infortunios en su regreso a Itaca. El recuerdo de su esposa lo mantuvo vivo. Cuando la hermosa Ninfa Calipso le ofreció que se quedara con ella, a cambio de hacerle inmortal, para que nunca conociera la vejez, Ulises optó por ser mortal.

En varios centros de estudios superiores extranjeros se ha suprimido el estudio de las obras clásicas, como las de Homero, por ser supuestamente machistas. Sin embargo, con una lectura atenta se constata que un milenio antes de la era cristiana, en el mundo helénico, la mujer ocupaba un lugar central, no sólo por sus derechos sino por el respeto que se le profesaba.  (O) 

Deja una respuesta