La Isla Puná / Luis Alfredo Silva Zambrano

Columnistas, Opinión

Es la isla más grande, de todas las que estan frente a las costas continentales. Tiene 920 kilómetros de superficie, bordeada de manglares y palmeras, en algunos lugares. Esta en El Golfo de Guayaquil, separada por El Canal del Morro, al noroeste, que se prolonga hasta el oeste de la ciudad de Guayaquil, con el nombre de Estero Salado y al sureste, por El Canal de Jambelí, que se confunde con el estuario de El Río Guayas, al este.

En la época prelncásica, denominada «Señoríos Quiteños», la isla fue habitada por varias tribus aborígenes, que se destacaban por ser hábiles navegantes y comerciantes, llamados comunmente Punáes.

En la actualidad, existen varios pueblos ubicados en la periferia de la isla y algunos en el interior. La única parroquia que existe es Puná, que esta en la costa noreste, y pertenece al cantón Guayaquil.

Hace algún tiempo atrás, navegando por El Río Guayas llegé, por primera vez, a la isla Puná. Posteriormente visite la isla, cuando fuimos con varios turistas, en busca de una apacible población, conocida como Cauchiche

Partimos a La Provincia del Guayas. recorriendo las ciudades de Guayaquil, Playas y Posorja, para navegar en una lancha, por El Canal del Morro, y arribar a las dilatas y hermosas playas de la maravillosa isla Puná.

La travesía de El Canal del Morro, es emocionante y llena de sorpresas; se contempla, la inmensidad del mar, las impresionantes islas, que existen en el trayecto, la variada avifauna, delfines que nadan y dan espectaculares saltos, y los grandes barcos cargueros, que salen de los puertos de Guayaquil y Posorja, rumbo a diferentes países del mundo, llevando productos de exportación.

Luego de una hora de viaje marítimo. se arriba a las extensas y deslumbrntes playas de la isla, adornadas con algunas palmeras, que engalan el cautivante paisaje. En la playa se han construído edificaciones, de madera y techo de toquilla, para atender a los turistas.

Por un atractivo sendero, enmarcado por palmeras y árboles de la zona, se llega a la tranquila y singular población de Cauchiche; recinto que muestra, un entorno apasible, refrescado por una suave brisa, y poblado por gente amable y hospitalaria.

La Isla Puná, ofrece espectaculares atardeceres; un radiante y enorme sol rojo, que contrasta con los matices, verde de los manglares, celeste del cielo y el intenso color azul, de las refrescantes aguas del mar. (O)

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