LA INDEPENDENCIA DE AMBATO / Paúl Viteri Albán

Columnistas, Opinión

La ciudad de Ambato, para el año 1690, se encontraba conformada por las poblaciones de Baños, Izamba, Patate, Pelileo, Quero, Quisapincha, Santa Rosa de Pilahuin y Tisaleo; y, formaba parte como Tenencia del Corregimiento de Riobamba, y según registros históricos en el año 1698 sufrió un primer terremoto que desbasto la ciudad, y esta razón fue por la que Don Mateo de la Mata y Ponce de León presidente de la Audiencia de Quito, delego al fiscal Antonio Ron y al capitán Martin Martínez para que ejecutaran un nuevo levantamiento o resurgimiento de la ciudad.

El 19 de octubre de 1756, el Virrey de la Nueva Granada, le otorga a la ciudad el título de Villa, mismo que fue ratificado por el Rey Carlos III de España, otorgándole el nombre de Villa de San Juan Bautista de Ambato, que para el año 1797 estuvo a punto de desaparecer a consecuencia de un terrible terremoto, perdiendo su categoría de Villa y pasando a ser una dependencia de la también devastada Riobamba, pero como si esta fuera una cualidad innata de quienes desde siempre habitaron en ella, la ciudad se volvió a levantar de las cenizas.

Es para el año 1820; y, a consecuencia del movimiento independentista que empezó el 1 de octubre en la “Fragua de Vulcano” de la bella Guayaquil, en una fiesta organizada por la hija quinceañera de José de Villamil, en su residencia, es cuando se dio pie a la traición y posterior conspiración en contra del Virreinato de Perú, en razón de que por más de siete meses no les había pagado a los militares peruanos que custodiaban Guayaquil el Virrey del Perú; y, fue cuando los patriotas Guayaquileños por intermedio del Coronel Gregorio Escobedo, les dijeron a estos molestos y desesperados militares, nosotros les pagamos, pero ustedes apoyen nuestra idea libertaria, con lo que posteriormente se daría paso a la traición contra el Virrey y en ocho días más se alcanzarían la independencia de la perla del pacífico.

Seguido a esto, el 9 de noviembre se libra una batalla en las cercanías de la ciudad de Guaranda, la conocida “batalla del camino real”; y, luego de esta, el 11 de noviembre llegan las noticias independentista desde Portoviejo, Cuenca, Riobamba y Latacunga, motivo por el cual los patriotas Guayaquileños que fueron derrotados en la batalla de camino real, se trasladan hasta Ambato para reforzar sus guarniciones; y, es por tal motivo que los habitantes enervados por el abuso de poder y contagiados por este furor independentista se suman a la lucha en post de la independencia de Ambato.

El 12 de noviembre de 1820, con poco armamento, pero mucho corazón y altives, liderados por los hermanos Vicente, Teresa y Francisco Flor, Mariano Navarrete, Lizandro y Joaquín Lalama, José Suarez, Teodoro Barreto, Vicente Guerrero, Ignacio Martínez, Tomas Sevilla y Joaquín Rivera, atacaron los cuarteles españoles y vencieron a las fuerzas militares del Coronel Fominaya, entregándonos a la posteridad, una ciudad colmada de hombres y mujeres valientes, capaces de superar cualquier obstáculo,  tal y como se evidencia en esta pequeña pero cariñosa reseña. ¡Que viva Ambato!

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