¡La guerra! / Mirian Delgado Palma

Columnistas, Opinión

La guerra es la acción más cruel que ha ido y va terminando con la humanidad, ésta es provocada por la ambición del poder, irrespeta los derechos humanos provocada por la irracionalidad de representantes tiranos que a base de la fuerza y vanidad, pretenden imponer dogmas que desacreditan la calidad de seres humanos con derechos y deberes; destruyen la dignidad y pisotean los principios de libertad y paz, principios inalienables para una convivencia pacífica entre hermanos.

La excesiva ambición de poder trae consigo otros intereses como: la conquista de los pueblos, territorios, disputas económicas, ideológicas, esclavitud, anulación y extermino de derechos, desconocimiento de los códigos de justicia, entre otros.

El drama de la guerra se convierte en una vivencia dantesca, escalofriante y macabra, durante el cruce de proyectiles va dejando en la calzada lagunas de sangre y rostros desfigurados caídos por el plomo que ha puesto fin al derecho a la vida. Las tropas beligerantes llevan en su mente y corazón el único objetivo, destruir a su hermano, se olvidan de todo concepto humano. En sus cabezas llenas de confusión y rabia bombean el anhelo miserable y contradictorio de acabar con el supuesto enemigo.

La guerra es el mismo infierno donde se fragua con vehemencia la destrucción del hombre.  En los cerebros de los combatientes hay un solo “slogan” “la victoria”; para luego convertirse en héroes sobre los escombros de la guerra. Escenario trágico y tétrico donde se oye únicamente lamentos y gritos, en los que se desgarra la vida.

En el campo de batalla se observa la crueldad del hombre, la pérdida de la razón, el horror la furia que va dejando un cementerio al aire libre con expresiones angustiosas y desfiguradas de la muerte. Y todo en nombre “del derecho”, ¡la barbarie, en nombre del progreso!

La tiranía es la principal motivación que lleva a los pueblos a declarar la guerra a sus semejantes. El tirano está rodeado de sus seguidores, los que son servidores obsecuentes para alimentar el ego de los tiranos. García Moreno se sintió tirano, por ello dijo: “Mis contrarios están en el deber de matarme, sino lo hacen los extermino”.

“Los tiranos no pudiendo ser la vergüenza de la Historia, se conforman con ser la vergüenza de la época”, dice Vargas Vila; y luego, añade: “La tiranía que mata todos los derechos, no cría sino un deber, el de combatirla”. Los tiranos, con su violencia, son hilos conductores que provocan la violencia del pueblo y despiertan al “león dormido”.

¡La guerra constituye un salvajismo que acaba con la humanidad! (O)

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