La globalización y el incremento de riesgos / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



La peligrosa presencia del coronavirus a nivel mundial, ha puesto sobre el tapete el incremento de los riesgos de una globalización que si bien por una parte conlleva ventajas, también trae consigo una serie de situaciones negativas que deben ser consideradas.

De hecho, desde hace algunos años expertos de todas las naciones y en distintos foros vienen hablando del peligro de una expansión descontrolada de enfermedades infecciosas graves, pues el surgimiento estas nuevas y extrañas enfermedades que además poseen gran facilidad de mutación genética, las torna más virulentas permitiéndoles a su vez saltar casi inmediatamente de animales hacia humanos.

Lamentablemente, lo que estamos viviendo a nivel de salud con esta nueva enfermedad que va tomando visos de global, no es el único problema pues también se han generado otros a nivel social como la discriminación que reportan ciudadanos chinos en distintas latitudes del planeta. Esto ha causado grandes dificultades en varios ámbitos del que no está exenta la propia economía mundial

Además, este proceso de integración que se viene desarrollando, al parecer no considera otra serie de problemáticas generadas como parte de esta nueva realidad. Un buen ejemplo de ello es la crisis del agua.

El aumento descontrolado de la población provoca múltiples presiones sobre el medio ambiente y tensiones entre las poblaciones por acaparar los recursos. Se genera un gran aumento de la demanda y una insuficiente cantidad de agua limpia y saludable, además de la gran dificultad material para poder distribuirla a todos, requiriendo para ello infraestructuras y canalizaciones mínimas, lo cual no está al alcance de las millones de personas.

Si a ello añadimos las alteraciones del clima con sequías persistentes y alteraciones de cauces de los ríos, nos encontramos cada vez mayor tensión afectando a más pueblos y zonas del planeta, provocando situaciones muy difíciles de resolver.

Por otra parte y en contraposición, tenemos una tendencia creciente de concentración de la población en las grandes ciudades. De hecho, según datos de los organismos internacionales más del 55% de los habitantes del planeta vivimos hoy en ciudades.

Las llamadas megaciudades de más de 10 millones de habitantes, se han triplicado en las últimas tres décadas. Estas poblaciones tan concentradas son muy vulnerables a cualquier riesgo porque, además en estas urbes avanza gradualmente la fragmentación social debido a las diferencias económicas, de creencias y valores conformando una masa social heterogénea y cada vez más compleja de gobernar.

El desempleo y aumento de la desigualdad es para muchos investigadores, la tendencia más clara de los últimos tiempos. Ya no es solo la diferencia entre ricos y los pobres con una brecha que crece abismalmente sino también el deterioro de la clase media, la cual era la garantía de estabilidad para cualquier país.

Tema aparte, son los radicalismos religiosos y raciales que parecen avanzar sin límite en distintas latitudes.

En fin, son éstas las secuelas de cómo se va configurando del mundo que hemos construido. (O)

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