La descomposición descompuesta / Guillermo Tapia Nicola

Columnistas, Opinión

Inmersos estamos en un momento, en una época de divulgaciones varias: unas, mas trasnochadas que otras, otras, mas evidentes que algunas; y, algunas, mas predecibles que las demás. Pero, en ningún caso, confiables, certeras, veraces y verificables.

Con especial insistencia, intereses persistentes en la búsqueda de posicionar su propio criterio, se aventuran a la expectativa de vaticinar candidatos y resultados e imaginar outsider’s  por doquier. 

Cara nueva que ven = outsider. Reemplazo gubernamental temporal = outsider. Amigo repatriado a la fuerza = outsider, y así… cada semana que transcurre, candidatos no candidatados, ni consultados, entre otros, son -por estos grupos de poder- motivo de un novedoso asunto a promocionar, relacionado con lo mismo. Con sus particulares y mezquinas opiniones y sugerencias. 

Coexiste -algo así como- un afán soterrado-específico por hacer creer a la comunidad nacional, en la existencia de ese ser superior «casi extraterrestre» que viene desde afuera, al hecho politico, para caer parado. 

Se deja de lado -a propósito- el debate de las tesis políticas, aunque se matizan las propuestas, se volatiza la existencia de partidos y movimientos, amén del discurso en pro de su fortalecimiento; y, sus acciones y tareas territoriales se confunden -o mejor- las confunden de tal manera, que terminan sugiriendo “por anticipado” que se unan unos en contra de otros, porque el miedo a quedar varados… a «ellos» les conmueve.

Y es que hace trece años, lo imprevisto si ocurrió y la experiencia de su paso y de su praxis… ha dejado honda huella. Tanta, que un gran número de los seguidores de aquel ensayo, obnubilados por la sinergia de lo absurdo, terminaron agotados y defraudados; y ahora, abandonados a propia suerte, están como perdidos de brújula, buscando un «gps» que les permita encontrar la ruta.

¡Pero aún hay más!. Visto el propósito que se persigue, algunos incautos e inocentes, (entre los que me cuento), no acertamos del todo en la insinuación tendenciosa que en líneas anteriores anoto y más bien, pensamos que hay en el ambiente otros escenarios, otras posibilidades que aún pueden correr con suficiente presencia y sin temor, al «cuco del outsider» que se quiere vender a toda costa, cuando no, a la opción política que ya ha hecho mérito para estar en su «vocería política» comprometida. 

Tampoco, la inocencia de la que hablo, puede ver en el sometimiento y la imposición camuflada, provenga de donde provenga, un espacio idóneo para hacer posible una nueva gobernabilidad, porque vendría atada, amarrada a un interés inconfesable, colocado sobre el tapete … al disimulo. 

Vendrán nuevos horizontes y de seguro, nuevos mensajes -con la misma tónica- o con alguna variación acomodaticia. Es parte del esquema de la supervivencia, estrenado, no mas allá de diez años y recurrente en el día a día. 

No cabe entonces que nos empeñemos en descomponer más… lo que ya está descompuesto. Habremos de ensayar otras miradas -menos contemplativas y mas propositivas- si en verdad queremos superar las taras y elegir a los mejores, por encima de las suposiciones y las superticiones.

¡La tela se corta cuando se va a confeccionar el vestido!. (O)

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