Jornada vocacional / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

 

Nuestra Iglesia, nos invita a centrar nuestras reflexión y oración sobre la figura de Cristo el buen pastor y nos invita a reflexionar sobre la situación de las vocaciones en nuestra Iglesia y en nuestro mundo

Nuestra Iglesia celebra la Jornada de Oración por las Vocaciones, que debe estar matizada por la oración, el sacrificio y la colación en favor de las vocaciones sacerdotales y consagradas. Es buena oportunidad para que recordemos lo que hace Jesús en favor de su persona, de su Evangelio y de su misión salvadora al llamar al hombre a ser su colaborador.

Aceptar la mediación del hombre en favor del hombre

Este domingo es una oportunidad para recordar la pedagogía que Dios para que su salvación llegue a todos los hombres de todos los tiempos. Desde el inicio del proceso de salvación instaurado por Dios, siempre El se ha querido valer de los hombres para llegar a los hombres: ayer fueron los patriarcas, los profetas, los escogidos del Señor. Al llegar la «plenitud de los tiempos» fue el mismo Jesús hombre que se constituyó en el gran y único Mediador entre Dios y los hombres. Dios para salvar a los hombres siempre quiso usar la mediación. La espera por la segunda venida del Señor nos obliga aceptar que Cristo quiso la mediación de los hombres como nosotros, con sus defectos, con sus limitaciones, con sus errores, pero escogidos, consagrados y enviados por El para cumplir su sagrada misión: id por todo el mundo y haced de los pueblos discípulos míos…”

Esta aceptación debe arrancar de un espíritu profundo de fe pues sólo la fe nos llevará a ver detrás de los enviados, los consagrados, los sacerdotes a Cristo y su mensaje. “Quien a vosotros escucha, a mí me escucha”, quien a vosotros persiga, a mí me persigue… todo lo que hiciereis con uno de estos mis pequeños a mí me lo hacéis…, quedaréis sin paga, un vaso de agua que deis a uno de éstos por ser mi profeta…».

Nuestra actitud frente a Los enviados y consagrados

Es bueno que nos preguntemos cómo tiene que ser nuestro comportamiento de cristianos frente a estas personas que han sido escogidas y consagradas para el cumplimiento de la sagrada misión de Jesús.

Hoy el Señor quiere recordamos algunos principios que siempre tienen que iluminar nuestra actitud y comportamiento frente a los sacerdotes y consagrados. Ante todo, debemos aceptarlos y cornprenderlos. Hay que recordar que ellos tienen un papel importante y único que están marcados también por el pecado y que ellos esperan de nosotros la comprensión, el cariño, el apoyo para que seamos más ayuda que obstáculo.

En segundo lugar, debemos ser corresponsables con ellos en la obra a ellos encomendada. Debemos colaborar afectiva y efectivamente en la obra del Evangelio. recordando que los sacerdotes no son los únicos encargados de esta tarea; pues todos por nuestro Bautismo, tenemos la sagrada misión de anunciar a Cristo y su Evangelio en el lugar desde el que hemos sido llamados a vivir y a servir.

Finalmente, lo más importante es que, como personas y como familia, sepamos abrirnos a Dios y estar dispuestos a responder generosamente al llamado que pueda hacernos Dios para su seguimiento en el sacerdocio o a la vida consagrada. Hoy el mundo se ha encerrado en un egoísmo fuerte que impide ser generosos en la entrega, en la respuesta…Disponibilidad en los jóvenes y en las familias para entregar lo mejor de la vida y de la casa al servicio de un nuevo pastorres que Cristo inauguró.

Conclusiones

Cristo vuelve a pasar por los caminos de este mundo y nuevamente lanza su invitación a seguirle en el pastoreo que ha inaugurado. El quiso requerir de nuestra ayuda, para llevar a cabo su obra de evangelización. Oremos y estemos abiertos a un posible llamado. Oremos por los sacerdotes y consagrados, por los buenos y por los malos, por aquellos que han perdido su entusiasmo por los fervorosos, a fin de que todos vivan la fidelidad al Señor y su Evangelio con mucho amor. (O)

 

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