Inteligencia Emocional / Alejandra Sánchez Psicóloga Clínica

Columnistas, Opinión

La inteligencia emocional es la habilidad personal para percibir, manejar, usar, comprender e interpretar las emociones en uno mismo y en los demás. Esta capacidad nos ayuda a construir relaciones más solidad y saludables, tener salud física y mental, alcanzar el éxito académico, lograr objetivos profesionales y personales. La inteligencia emocional se puede medir en cuatro aristas:

  1. Autogestión: la capacidad para controlar sentimientos y comportamientos impulsivos, manejar emociones de manera saludable, tomar la iniciativa, cumplir con los compromisos y adaptarse al cambio.
  2. Autoconsciencia: la habilidad que cada persona tiene para reconocer sus propias emociones y cómo afectan sus pensamientos y comportamiento. Conocer sus fortalezas y debilidades, y tener confianza en sí mismo.
3.       Consciencia social: tiene que ver con el nivel de empatía de cada uno. La capacidad para comprender las emociones, necesidades y preocupaciones de otras personas, captar señales emocionales, sentirse cómodo socialmente y reconocer la dinámica de poder en un grupo.
4.       Gestión de relaciones: la manera en la cual desarrolla y mantiene buenas relaciones, se comunica con claridad, inspira e influye en los demás, trabaja bien en equipo y gestiona conflictos.
Las emociones juegan un papel crucial en nuestra vida diaria, ya que en muchas ocasiones influyen en nuestras decisiones y calidad de vida, por lo tanto, es fundamental desarrollar esta habilidad de gestión emocional. Todas las emociones tienen un motivo evolutivo y vienen a nosotros con un mensaje, por ende, debemos dejar de juzgarlas, evitando ver al enojo, al miedo, a la tristeza como nuestros mayores enemigos porque son esas emociones las que más nos ayudarán a crecer y evolucionar. En lugar de resistirnos a las emociones que surgen, permítete sentirlas y transitarlas con suavidad. Por otro lado, recuerda que tú no eres tus emociones, evita fusionarte con ellas y quedarte demasiado tiempo dándole vueltas a lo mismo en la mente. Finalmente, cuando te sientas abrumado por alguna emoción, regresa a tu cuerpo y céntrate en tu respiración (observa como el aire entra y sale de ti) por 3 minutos.

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