IED: El Ecuador hace méritos para no atraerla

Columnistas, Opinión

En los últimos años, la Inversión Extranjera Directa (IED) hacia América Latina aumentó considerablemente; los países que receptaron mayor IED fueron Brasil y Chile. Las empresas multinacionales invierten en promedio 170 mil millones dólares por año en Sudamérica; sin embargo, en el primer semestre del 2023, la IED que atrajo el Ecuador fue de 106,6 millones de usd, es decir tuvo una caída del 87% respecto de los 811,2 millones de usd captados en similar período del 2022. Evidentemente, la IED ha caído ostensiblemente producto de la mayor crisis de inseguridad que ha vivido el país, atada al narcotráfico

Evidentemente, la IED genera mayor crecimiento de la economía y la creación de empleos de mejor calidad, pues las empresas multinacionales que invierten en el país generan mayor productividad que las empresas nacionales; además algo muy importante como la transferencia de tecnología, el incremento de la demanda de insumos intermedios y la mejora de la competitividad del país. 

Ciertamente lo que si se debe evitar es el ingreso de capitales golondrina, que son inversiones de corto plazo y que estas sí afectan a la estructura económica del país; no obstante, es necesario un marco jurídico y tributario estable para lograr atraer inversión extranjera

Los países de América Latina y el Caribe, para aprovechar los potenciales beneficios de la IED ajustan sus políticas de inversión extranjera para alinearlas a sus objetivos de desarrollo nacional; sin embargo, en Ecuador ha sucedido todo lo contrario.

En el año 2022, el Gobierno del presidente Lasso presentó la Ley de Inversiones, que buscaba reactivar la economía del país; empero, la anterior Asamblea Nacional tuvo la bondad de bloquear y archivar la ley; especialmente la bancada antagónica de UNES (incondicionales a Correa), los legisladores de Pachakutik (adeptos de Iza) y los amigos de la Izquierda Democrática. Todos bajo el absurdo criterio de que esta Ley fomentaría la privatización de empresas públicas y favorecer al sector privado; cuando la misma ley taxativamente prohibía privatizar o enajenar activos o infraestructura pública o estatal, nueva o existente. Todo este absurdo por intereses personales y políticos; cuanto daño hicieron al país aquellos Honorables Asambleístas. Sin duda hicieron todo lo posible para por impedir la generación de empleo y el crecimiento de la economía. Una ley para atracción de inversiones es un proyecto vital para cualquier país; pero la actitud beligerante de la clase política, persistentemente ha destruido la posibilidad de reactivar la economía.

Históricamente la IED ha sido esquiva en el país, con un promedio del 1% del PIB, totalmente insignificante, y mucho me temo que continuará esta tendencia mientras la política perversa no permita desarrollar la economía. La IED es lo que más necesitamos, pero hacemos méritos para no tenerla.

El reto de atraer y retener inversión extranjera directa que contribuya efectivamente al desarrollo productivo y sostenible del país es imperativo. (O)

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