La sirena de los Padres Josefinos / Jéssica Torres Lescano Historiadora

Columnistas, Opinión

La caminata valiente sobre el vidrio templado, el recorrido por el carril de hierro para maravillarse con el diseño del reloj, la mirada que se embelesa contemplando Ambato y los murales que acompañan el paisaje. En nuestra visita al proyecto “Escalinatas y el tiempo” del pasaje Pelileo no fue extraño escuchar las voces que evocaban recuerdos del lugar. Y de pronto, como una invitación a viajar en el tiempo y a trasladarnos a mediados del siglo XX: el eco de la sirena de los Padres Josefinos ya no era tan lejano.

El escudriñar entre las fuentes primarias como actas, periódicos y produccion literaria de la época permitió reconstruir el proceso de instalación de la sirena y sus usos. ¿Por qué era tan importante la ubicación de una sirena en la zona alta de la urbe? Y, ¿por qué estudiar y preservar estos lugares de refugio de la memoria colectiva?

Como bien se sabe, el terremoto del 5 de agosto de 1949 puso en peligro el reloj público ubicado en una de las torres de la Iglesia La Matriz. Mientras se decidía la nueva ubicación del reloj era necesario “que hubiera alguna señal pública para fijar las horas de labor cotidiana” (Informe, José Arcadio Carrasco Miño, 1950). La Alcaldía resolvió la construcción de una sirena que estuvo a cargo de la Dirección Técnica de Luz y Fuerza. El documento oficial señala lo siguiente:

“con toda decisión y entusiasmo, valiéndose de materiales disponibles en esta dependencia ha realizado los trabajos y ya, con mucha satisfacción de parte de Ambato, se puso al servicio una potente sirena el 12 de noviembre pasado, desde los edificios de los Padres Josefinos, los mismos que han tomado a su cargo el control, y funcionamiento de tan importante maquinaria, de manera desinteresada y patriótica” (Informe, José Arcadio Carrasco Miño, 1950).

La inauguración de la obra se programó para efectuarse en el marco de la celebración de la Independencia de Ambato. En el periódico local Crónica quedó plasmado el evento a las 12 pm de un 12 de noviembre de 1950 que “se pondrá al servicio público la Sirena Municipal”. El sonido que retumbaba en la ciudad y sus alrededores servían como indicación horaria del público y para el ingreso y salida del personal de las fábricas.

…volvemos al mirador del Pasaje Pelileo y mientras observamos la maravilla de Ambato – en palabras de Pablo Balarezo Moncayo, 1942- nos embisten más preguntas: ¿qué significados, usos y simbolismos le daban sus usuarios? Aspiramos que este breve recuento se convierta en el espacio para escuchar voces, recolectar testimonios y dar vida a los lugares que la memoria colectiva sabe conservar. (O)

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