Hicieron la diferencia / Guillermo Tapia Nicola

Columnistas, Opinión

Sin ninguna duda, el diálogo que mantuvieran el pasado miércoles, el presidente Guillermo Lasso Mendoza y el periodista Alfonso Espinosa de los Monteros fue, no solo que una oportuna y franca entrevista que aportó a la ciudadanía elementos de juicio indispensables para formarse un criterio, sino que, coincidiendo con los cien días de mandato, se constituyó en la oportunidad para testimoniar un cambio de actitud y comportamiento en el desarrollo comunicacional, que hace mucho tiempo habíamos perdido.

En tono reposado y sincero se sucedieron preguntas y respuestas. Con mucha altura y comedimiento se puntualizaron acciones y definieron conceptos a considerar respecto del cumplimiento de la palabra empeñada y lo que vendrá, en materia de generación de empleo “sin precarizarlo”, mejoramiento y complementación de servicios de salud y educación, rehabilitación y funcionamiento del Instituto Izquieta Pérez, posibilidad de producir vacunas, existencia suficiente y adquisición de las que se requiera para una tercera dosis de inoculación, de ser el caso. 

Pero también, mensajes respecto de la prosperidad del ciudadano, anteponiendo el compromiso de todos de sacar adelante e impulsar a un país que tiene potencialidad y mucho que dar, pero que ha sido mal administrado. 

En esta línea, advertir de primera mano los ajustes que serán efectuados para la eliminación de impuestos como el de la herencia y el de salida de divisas; ideas y propuestas para la reducción de la burocracia, el mantenimiento del subsidio al gas, los avances y comprensión alcanzados en los diálogos con representantes del transporte y la firme expresión, de mantener inamovible el decreto que fija las bandas sobre precio de los combustibles, explicitando, con absoluta transparencia la necesidad de no hacer el juego a chantajes, narcotraficantes y desestabilizadores e invocando a los asambleístas para que la tarea legislativa acompañe los esfuerzos que están siendo encaminados desde el Ejecutivo y de no ser así, anticipar que se gobernará consultando al pueblo ecuatoriano.

Por primera vez, después de tantos años de asistir a una suerte de baratillo de ofertas y exhibición de pancartas de sueños no cumplidos, siento la satisfacción de mirar y escuchar una entrevista en la que no se recurre a la burla, sarcasmos, gritos, ni amenazas. 

Estamos en un país diferente. Ciertamente que sí. Y en esta nueva faceta democrática, bien valdría la pena exhortar, una vez más, a las autoridades para que cumplan a cabalidad el cometido que asumieron al ser electas o designadas, pensando en el País, dejando de lado el oprobioso personalismo, y los administrados, todos nosotros, los de a pie, hagamos también nuestro mejor esfuerzo para apoyar al desarrollo nacional desde nuestros espacios, respaldando las cosas buenas y denunciando-sancionando las malas.  (O)

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