Hasta las últimas consecuencias

En nuestro país, cuando de por medio están intereses sociales, económicos, legales, políticos, y otros; los dirigentes suelen usar el “Hasta las últimas consecuencias” frase envuelta de impacto que muestra a dirigentes decididos a luchar; y hasta entregar su vida para defender los intereses de su pueblo. Tras estas profundas palabras, comunican que pueden afrontar mayores retos para defender o lograr el objetivo. Quienes usan la frase, son conscientes que no hay vuelta atrás; esto significa empeño hasta su fin, sin importar las dificultades, asumen los resultados de una acción, incluso si son negativas.
Sería bueno saber si dentro de la mente de los dirigentes, comprenden la dimensión implícita de la expresión emitida. No lo creo, porque la utilizan para causar euforia, sensación de poder, convencer a los seguidores, alcanzar respaldos de otros colectivos sociales, donde pululan los oportunistas e infiltrados especializados en crear incertidumbre con noticias falsas y pronunciamientos provocadores al desorden.
“Hasta las últimas consecuencias”, genera en los aliados falsas expectativas; inserta subliminalmente la hipótesis de una victoria segura. Este discurso de tarima, impulsa acciones cargadas de agresividad verbal y física en cada enfrentamiento; los seguidores van tras la ilusión creada y si esta decae, asoman los instigadores de oficio arremetiendo con belicosidad activa, saben que decir a las masas para cometer atrocidades, desmanes, destrozos a bienes y atentados a la vida; aquí desaparecen los autores intelectuales.
Allí están, imágenes y videos de una confrontación social. Las acciones están llenas de odio, de rencores sociales, raciales, políticos expresadas con vocablos lleno de bascosidades que nos retratan ante el mundo, cómo estamos en términos culturales y educativos. La ignorancia se presenta de cuerpo entero en seudo discursos, pura palabrería redundante termina en demandas agresivas e irrespetuosas que caldean aún más el momento político que atravesamos; y que, a puertas de una consulta popular, es innegable la injerencia política, llena de demagogia irresponsable que cobra vidas, daña propiedades públicas y privadas en nombre de unos pocos que ven cumplidas las últimas consecuencias.
Sobre el caos, la destrucción, vandalismo y enfrentamiento ciego que rompe el poder constituido, quieren imponer demandas egoístas, disfrazadas de populares con cinismo patriotero, mezquino e ignorante. Cada paro indígena deja daños irreversibles, que ningún dirigente asume, lo cual resta legitimidad a sus reclamos. No se vive el estado de derecho intercultural y plurinacional contemplados en la Carta Magna vigente, cuando se destruye toda norma del buen vivir. En democracia la mayoría impera sobre la minoría.
Ante los resultados, los dirigentes saben que las acciones individuales y colectivas tienen efectos que deben ser afrontados. Es un acto de conciencia que permite evaluar y valorar los planes. Utilizaron la frase “hasta las últimas consecuencias” para causar impacto social o infundir temor y si las cosas no salen como esperaban; por la exigencia personal y social, el líder debería asumir su responsabilidad con “Y a las consecuencias me atengo” para saber cuan convencido está del beneficio de la acción que obligan a cumplir a sus seguidores. (O)