Hablando de universidades / Jaime Guevara Sánchez
En la década de los años ochenta, del siglo pasado, la Universidad Técnica Particular de Loja inició su sistema de enseñanza a distancia. Estudiantes de las universidades “fijas” recibieron la novedosa modalidad con sorpresa y comentarios irónicos: “Licenciados por correspondencia”.
Cuando la rigurosidad de los trabajos y exámenes despacharon a quienes creyeron que la licenciatura era cuestión de matricularse y pagar derechos, la UTPL cimentó su prestigio. Hoy tiene subcentros en todo el Ecuador y en otros países.
Universidades de México, España, Alemania, Bélgica, EUA, recorren el Tercer Mundo, dictan cursos y acreditan calificaciones para graduaciones futuras. Las concepciones inmóviles de antaño van cediendo ante la dinámica imparable del mundo moderno; demostrada, inclusive, por cursos y títulos “online”.
El número de instituciones de educación superior se ha multiplicado ene veces por presión del crecimiento de la población, por las exigencias académicas de nuevas disciplinas, indispensables para la tecnificación de los países. Y por negocio; el lucro prima sobre la calidad académica, con las excepciones casuales
Estos factores han desembocado en la estructuración de un mercado de universidades. Cada universidad compite con otras para captar el mayor número de estudiantes. Proliferan las especializaciones, grados, diplomados, posgrados. Los aranceles varían de acuerdo con el “nombre o renombre” de la institución. Agentes de universidades extranjeras, pagados generosamente, recorren el mundo cortejando a estudiantes “brillantes” con ofertas de becas para seguir carreras en países desarrollados, bajo la condición de que se queden a trabajar en esos países después de su graduación. El primer mundo está perdiendo profesionales de primer nivel atraídos por salarios superiores de países emergentes como India, Singapur, Arabia Saudita, Qatar y otros.
Frente a esta realidad universitaria, los países desarrollados están preocupados por dos objetivos. Preocupación por la pérdida de su rodaje en el lucrativo mercado universitario y, preocupación mayor por la pérdida de fuentes de poder cerebral. (O)