Hábitos de consumo en navidad / Jéssica Torres Lescano

Columnistas, Opinión

Este artículo no pretender ser solo la reconstrucción de los objetos de consumo durante la navidad en la primera mitad del siglo XX en Ambato. Mas bien, a través de esta reflexión intento un acercamiento a la dinámica festiva y comercial de la población ambateña en fechas de auge de la oferta y demanda como la navidad. Es decir que, a partir del estudio de los objetos sea posible relacionarnos con los hábitos de consumo de la población local.

El libro “Somos lo que compramos” de Arnold Bauer (2001) nos da algunas luces para los fines de este artículo. En otras reflexiones, explica la idea de que, algunos objetos son concebidos por la población como “bienes civilizadores”. Esta idea establece una relación entre consumo y poder; es decir, aquellas conductas de “imitación, resistencia, negociación y modificación de hábitos de consumo” entre los grupos de poder y las modas locales, nacionales y globales (15).

Es así que, en Ambato se promocionaban al menos tres tipos de productos durante la navidad. Pueden ser clasificados en objetos no perecibles, perecibles y objetos de entretenimiento. Entre los objetos no perecibles se puede ver gran cantidad de anuncios que ofertaban ropa. Por ejemplo, el almacén de “Cesar Chacón Vásconez” ofrecía “especialidades en artículos de bazar, sombreros de paño, mocoras, telas de seda y media seda” con precios al alcance de toda la población (revista Ecos, 25 de diciembre de 1937).

Entre los objetos perecibles se ofertaban especialmente las conservas y los licores. En el almacén “Agencias Unidas” se vendían “frutas al jugo, cerezas frescas, coquitos, nueves, pasas en rama, todo fresco y recién llegado para que usted tenga un buen principio de año” (revista Ecos, 25 de diciembre de 1936). Otra publicidad señalaba: “un postre exquisito sin más molestia que venir a escoger la fruta al jugo que sea predilecta, frutas al jugo en almíbar sin ingredientes nocivos y en higiénicos y bien cerrados tarros” (revista Ecos, 25 de diciembre de 1936). Por su parte, la “Excelsior” ofrecía “selectos licores de fábrica, reconocidos siempre por su bondad y por ser completamente inofensivos a la salud” (revista Ecos, 25 de diciembre de 1937).

En este mismo bazar se podían encontrar “juguetes de toda variedad con “un enorme surtido de juguetería para navidad (300 clases directamente importadas de Alemania) (1937). O el almacén Casa Nueva -que se calificaba como el “almacén del pueblo”- era conocido por sus precios como “una verdadera tentación para toda la clientela (revista Semana teatral, 15 de diciembre de 1935)” Estos anuncios mucho más visibles durante la navidad nos acercan a los hábitos de consumo de una población que posiblemente concebía estos objetos como bienes de la modernidad. (O)

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