Habilitación para el ejercicio profesional / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

El artículo 104 de la Ley Orgánica de Educación Superior, prescribe: “El Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, desarrollará un examen de habilitación para el ejercicio profesional, en aquellas carreras que pudieran comprometer el interés público, poniendo en riesgo esencialmente la vida, la salud y la seguridad de la ciudadanía”.

Como ejemplos de preguntas en Medicina están:

1 El medicamento que disminuye la hemorragia en el sangrado digestivo alto del paciente cirrótico es: Octeotride, es la respuesta.

2.- Seleccione los parámetros radiográficos evaluados para diagnosticar displasia del desarrollo de cadera: 1. Acetabular. 3. Perkins. 4. Hilgenreiner. 5. Shenton.  Respuesta.

3.- Relacione las causas de bocio endémico con sus características: Las respuestas son

Alteraciones del metabolismo del yodo: b) Aclaramiento renal de yodo aumentado c) Déficit en el aporte de todo. Será todo o YODO?.

Bociógenos: a) Interfieren en la captación de yodo: d) Interfieren en la producción hormonal.

Ante tan profundas, soberbias, arrogantes   y rebuscadas preguntas, de las cuales solo tomamos tres, como mal ejemplo, los resultados no pudieron ser alentadores;  de ahí que las consecuencias punitivas de la evaluación son los siguientes:

De un Total de Internos Rotativos ecuatorianos evaluados: 3.084; Evaluados Aprobados 1.820; evaluados No Aprobados 1.984.

Con éstas penosas cifras ¿se sentirá punitivamente orgulloso el organismo rector y de control de la educación superior, se sentirán orgullosas las Universidades ecuatorianas, se sentirán felices y orgullosos los padres de familia y la Sociedad?

Si el objetivo de la evaluación es garantizar a la ciudadanía ecuatoriana que los profesionales graduados de las carreras del campo de la salud tengan los conocimientos necesarios para ejercer la profesión, la respuesta a la evaluación se reduce a una punitiva y estigmatizadora valoración de los profesionales que necesita la comunidad; puesto que los problemas Sanitarios de nuestro país no se reducen a una PRUEBITA DE EVALUACIÓN.

Ahora la ciudadanía se enfrenta a un tamaño problema en plena Pandemia, con la falta de profesionales de la Salud, más la cantidad de No aprobados que necesitan el certificado conferido luego de las Pruebas de habilitación profesional como requisito para que médicos, odontólogos y enfermeras se postulen al año de salud rural.

La ciudadanía demanda de las Instituciones que manejan la Educación Superior más seriedad y flexibilidad social, instalando verdaderos sistemas de evaluación, más allá de los tradicionales mecanismos instrumentados como supervisión, inspección o vigilancia al clásico estilo de una punitiva intervención educativa correccional, casi siempre cubiertos por el velo del control y la sanción.

La evaluación, bien desarrollada, es una oportunidad de aprendizaje, integrante de una actitud emprendedora de calidad, orientada a la superación en cada una/o y todas/os las/os involucradas/os, La ‘calificación’, peor si es con una nota, es un riesgo permanente y latente de convertir un punto de referencia – y de partida – constructivo en una ‘descalificación’ decepcionante. Herman Van de Velde, Estelí – Junio 2005. (O)

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