Guerra y Patria / Pedro Reino Garcés

Columnistas, Opinión


Esta semana entra a la imprenta un nuevo libro de mis investigaciones de archivo. Los documentos fueron ubicados en el Archivo Histórico, tanto de Quito  como en el de Ambato, que es una Seccional del Archivo Nacional. En la organización del índice podrán leer los “Entretelones de la Batalla de Tarqui, las Contribuciones de los habitantes de la extensa Tisaleo para la guerra”, los jugosos rubros que cobraban los “héroes” y hasta hay curiosos testimonios sobre la fabricación de morriones y fornituras por parte de los artesanos ambateños para vestir a la soldadesca. Estimo que es un documento de primera mano que contribuirá al esclarecimiento de nuestra historia.

En el prólogo, el ilustre riobambeño Arq. Franklin Cárdenas, de ancestros también tungurahuenses vinculado a la zona de estudio, – ex Presidente de la CCE de Chimborazo_  hace un acercamiento matemático de gran alcance para calcular en dólares actuales las cantidades referidas en el texto, con el objetivo de que el lector comprenda los valores y la importancia que tiene para los secretos del Estado, la inversión en guerras.  A propósito. Acabo de leer el libro “Breve Historia General de los Peruanos, de Fernando Rosas quien, refiriéndose a los conflictos fratricidas entre nuestros pueblos dice al hablar del gobierno de Fujimori: “Aunque se firmó una declaración de paz tres semanas más tarde, los combates causaron más de trescientas bajas en ambos bandos, ADEMÁS DE UN COSTO CONJUNTO DE QUINIENTOS MILLONES DE DÓLARES” (P. 319).

En el Prólogo, dice Franklin: “Sabíamos que, hace 190 años, el Ecuador nació en Riobamba con una deuda externa a los ingleses, exactamente por una prorrata del 21 y ½% con Colombia y Venezuela equivalente a 2’108.377de libras esterlinas. La fabulosa deuda contrajo Simón Bolívar para financiar nuestra Independencia y los ecuatorianos la terminamos de pagar recién en 1974, siglo y medio después de contraída… Así pues, con préstamos e impuestos nació nuestro querido Ecuador. Dinero necesario para la guerra, no para su desarrollo. Con documentos extraídos de los archivos, Pedro nos revela, en detalle, las contribuciones dadas en dinero en 1827 por los habitantes de Huachi, Tisasleo, Alobamba, Palahua, Quinchicoto y Mishquillí, generalmente en cuotas de dos reales, equivalentes a $ 32, 85 dólares actuales; los pocos pudientes aportaron con un peso de oro, unos $ 131,40 dólares; y otros, algo más; excepto los señores “hacendados, quienes están fuera de estas colectas”, a pesar de que, con estas guerras, ellos consolidaban su poderío político y económico”

En esta visión, el Arq. Cárdenas explica entre otros cálculos  los equivalentes que aparecen en el documento. “Los coroneles cobraban 140 pesos mensuales, más “raciones” ( es decir, la alimentación), algo así como $18.396 dólares actuales al mes. Esto puede explicar que no pocos de los oficiales realistas se hayan pasado a filas independentistas, y que algunos de ellos, cobraba en la Gran Colombia pero luchaba por el Perú…”

Espero que el libro llegue a las manos de quienes quieran comprender lo que nos cuesta tener y mantener una patria. (O)

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