Gorillaz y la artificialidad de la música / Martín Sevilla Holguin

Columnistas, Opinión

En los años noventa, el músico Damon Albarn y su compañero de piso Jamie Hewlett empezaron a sentirse frustrados cada vez que prendían la tele y veían el canal “MTV”. Para ellos, las bandas eran cada vez más artificiales y producidas, con el único objetivo de apelar al mercado masivo, olvidando en un segundo plano a la calidad musical. Atormentados por esta falta de sustancia, decidieron crear una banda tan artificial como las que aparecían en su televisión. Hewlett, que trabajaba como dibujante de comics, sería el encargado de diseñar a los miembros de la banda, mientras que Albarn se encargaría de producir su música.

Así fue como nació Gorillaz, una banda virtual formada por los personajes Murduc Niccals, 2D, Russel y Noodles. Aunque comenzó como una forma de satirizar la industria musical, la banda evolucionó hasta convertirse en un medio a través del cual Albarn podía experimentar con un sinfín de estilos, colaborar con artistas de escala mundial y lo mejor de todo, hacerlo tras bambalinas. Albarn sabía lo que significaba formar parte de una banda y entendía muy bien lo que la fama y éxito le podían hacer al ego de los artistas, poniendo así en riesgo su integridad y la de la música. Con el tiempo, la banda se volvió cada vez más popular y se ha mantenido relevante hasta el día de hoy, colaborando con artistas como Elton John, Beck y Bad Bunny.

Al ser personajes animados, Albarn y Hewlett han aprovechado para darles personalidades profundas pero exageradas y contar la historia de la banda, que ha ido creciendo a tiempo real en las dos décadas que ha existido. Cada álbum producido por la banda es musicalmente distinto y sus canciones suelen hablar de temas relevantes a lo que sucede en su actualidad, ya sea contaminación, política o el más reciente, el culto a figuras públicas e “influencers”. Con este concepto tan atractivo y cambiante, Gorillaz se ha introducido en la cultura popular y probó que aún siendo una banda artificial, es posible producir arte y música llenas de sustancia y espíritu.

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