GOLPISTAS SITIADOS / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

La Fiscalía Federal alemana ha dispuesto la detención de 25 golpistas, entre ellos, de suboficiales en servicio activo de las fuerzas especiales, de varios mandos militares en la reserva y de Heinrich XIII Príncipe Reuss, descendiente de los zares rusos, de 71 años de edad y cabecilla de un grupo contrario a la migración y a las vacunas del Covid. Les sitiaron por encontrarse en marcha el plan para la  toma por asalto del parlamento a fin de instaurar un gobierno nacionalista. La noticia sorprendió a los alemanes acostumbrados al orden y a las reglas y la estabilidad democrática del cuerpo legislativo. Con 3000 agentes fueron llevados a prisión los 25 dirigentes del grupo conocido como “Ciudadanos del Reich”, que cuenta con 21.000 simpatizantes activos en todo el territorio. Ellos creen que Alemania no ha sido un Estado soberano desde 1945, cuando terminó la segunda guerra mundial, por haber estado sometida a los países vencedores.

Durante algunos años, los miembros del grupo se hicieron conocer por el gran público con actitudes muy creativas, como la exhibir a los agentes de tránsito los carnés de conducir del inexistente “Principado de Germania”, en lugar de las licencias oficiales. La Fiscalía Federal ahora los acusa de estar vinculados a Putin para desestabilizar al país.

Por otro lado, el tímido Pedro Castillo ha sido privado de su libertad por sedicioso, después de haber intentado disolver el Congreso peruano para asumir poderes de forma dictatorial. El órgano legislativo no hizo caso de la disolución y, más bien, le botó del cargo de Presidente de la República. Castillo ni siquiera pudo exiliarse en la Embajada de México. Fue atrapado en el camino a la sede diplomática y llevado a la cárcel donde está recluido Fujimori.

La figura constitucional de la llamada muerte cruzada en Ecuador no es una licencia para dar un golpe democrático desde el ejecutivo o desde la Asamblea. Tiene condiciones y un procedimiento mínimo. El Presidente que se aventure a disolver la Asamblea, prescindiendo de la Corte Constitucional, por una de las causales de tipificación abierta,  corre el riesgo de ser responsabilizado por golpista, al igual que los miembros de la Asamblea si procedieran de la misma manera.

La mejor barrera en contra del golpismo es la democracia saludable y la institucionalidad firme. En Alemania y en Perú la institucionalidad, más allá de la democracia, ha servido para sitiar al golpismo.

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