Fuerzas armadas a las calles / Hernán Marcelo Guerrero

Columnistas, Opinión

Los  militares han tenido que  salir a las calles  para combatir a las organizaciones delictivas de menor y mayor rango. Los extorsionadores tienen bajo amenaza  a emprendedores, grandes medianos y micro empresarios, a los sectores productivos, comerciantes de los diferentes mercados, lamentablemente esta gente desalmada se valen de la necesidad de las personas para vacunarlos. Y es que se ofrecen como prestamistas instantáneos. Otorgan fuentes de financiamiento para que puedan emprender ya que dadas las condiciones económicas  críticas que afectan al país, existen ciudadanos que caen en la tentación de acceder a estos préstamos ilícitos, seducidos por las aparentes facilidades de pago dadas por los chulqueros.

Igual el estado ya está tomando el control  contra el crimen organizado atacando como corresponde a estas mafias. Ya hay un primer paso: nombrar como grupos terroristas a las organizaciones delictivas; permitir a las Fuerzas Armadas el uso de armas letales contra ellos, la población tiene miedo y se siente insegura  en cualquier lugar y a cualquier hora del día. Se hace indispensable  que militares y policías, dejen a un lado esos egos absurdos que algún momento originaron  una rivalidad institucional y un celo uniformado, para ahora unir esfuerzos en beneficio de la colectividad. Solo falta que la Función Judicial se  encuadre en el mismo propósito, en especial los fiscales acusen  a los delincuentes  en los términos que correspondan  y no sean los  jueces los que paguen los platos rotos,  y  la gente deje de decir en menos de 24 horas ya estuvo libre, si no hay una acusación certera  con suficientes elementos de convicción de fiscalía, es lógico que el juez va a mandar a la casa al delincuente. 

Así mismo, en los cuarteles deben estar conscientes  que la guerra es ahora contra el crimen organizado y el narcotráfico,  es por eso  que los  militares luego del decreto presidencial, también se han sumado saliendo a las calles a combatir al hampa, dejando aquella zona de confort, llena de ejercicios físicos, como el trote, la gimnasia, para patitos un dos, pague cien de pecho, los famosos partidos de ecuavóley, etc.

En conclusión, a más de una reforma constitucional que determine el apoyo de las Fuerzas Armadas a la Policía Nacional, es un deber moral que las instituciones encargadas  de la seguridad interna y externa velen precisamente por la paz y el orden de nuestra nación. (O)

Deja una respuesta